Frutos secos, alimentación completa

Frutos secos, alimentación completa

Consumidos desde la antigüedad, los frutos secos son uno de los grupos de alimentos más completos que existen. Aportan energía, proteínas, vitaminas, fibra y grasas saludables que nos protegen frente a las enfermedades cardiovasculares.

La auténtica energía de bolsillo ya era conocida en la Prehistoria. Desde la antigüedad, los frutos secos han sido un alimento básico en la gastronomía de diversas culturas de todo el mundo. Los romanos los consideraban «alimentos de los dioses» y asociaban su consumo con la salud y la buena memoria. Dos mil años después, numerosos estudios científicos han confirmado lo que ya intuían en la antigua Roma: los frutos secos contienen una equilibrada concentración de elementos saludables que cuidan y protegen el organismo, aumentando la esperanza de vida.

Los expertos comprobaron que los vegetarianos y las poblaciones de los países mediterráneos –grupos que incluyen los frutos secos en su dieta de forma habitual– presentaban menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Al ser ricos en ácidos grasos insaturados, que favorecen la reducción del colesterol ‘malo’ y los triglicéridos, los frutos secos nos protegen frente a las enfermedades coronarias. Diversos estudios confirman que consumirlos cinco veces por semana reduce en un 51% el riesgo de infarto de miocardio.

Todos los frutos secos –almendra, avellana, nuez piñón, pecana, anacardo, macadamia y pistacho; se incluye también el cacahuete pese a ser una legumbre– presentan una composición similar en proteínas, azúcares y lípidos. Aportan energía, vitaminas E, A, B1 y B2 y minerales. Además, su contenido, relativamente elevado en fibra vegetal, favorece el tránsito intestinal y ayuda a prevenir el cáncer de colon.

No engordan

Existe la falsa creencia de que estos alimentos engordan debido a su alto valor calórico. Pero lo cierto es que si reemplazamos en nuestra dieta alimentos ricos en lípidos –carnes, lácteos, huevos, entre otros– por frutos secos, el aporte energético total se mantiene, sin aumentar nuestro peso corporal. Además, comer tan sólo un puñado –unos 25 gramos– de frutos secos cada día ayuda a controlar el apetito.

Los frutos secos están especialmente indicados para los estudiantes, por su contenido en hierro, fósforo y calcio, indispensables para un correcto desarrollo de la capacidad intelectual; para los deportistas, ya que aportan mucha energía; para los adolescentes, ya que su contenido en calcio ayuda a fortalecer y desarrollar los huesos; y, por supuesto, para aquellas personas que deban regular su nivel de colesterol en sangre.

Fuente: Consumer. es

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