FT entrevista a Celso Amorim

FT entrevista a Celso Amorim

POR J. WHEATLEY
Los beneficios para Brasil de otorgar a China el estatus de economía de mercado han quedado por debajo de las expectativas, de acuerdo con Celso Amorim, el ministro de Relaciones Exteriores brasileño.

«Tenemos que evaluar lo que Brasil ha conseguido en términos de inversiones y no todavía no contamos con esa evaluación, pero nuestras expectativas eran mayores», dijo en una entrevista con el Financial Times. «Las inversiones legan lentamente».

El señor Amorim hizo estos comentarios cuando Luis Fernando Furlan, el ministro de comercio de Brasil, regresó con las manos vacías de una reunión con su homólogo Bo Xilai, en Pekín a finales de la semana pasada. Aparte de la búsqueda de Brasil de nuevas inversiones chinas, el señor Furlan tenia la esperanza de asegurar un acuerdo sobre controles voluntarios por parte de China de sus exportaciones a Brasil, principalmente de textiles y calzado.

Desde el desmantelamiento de las cuotas textiles internacionales en enero, Estados Unidos y la Unión Europea, después de imponer salvaguardas temporales a las importaciones de textiles chinos, han estado sosteniendo negociaciones similares con Pekín para lograr restricciones voluntarias por parte de los chinos.

Antes de la UE, que todavía está debatiendo si le concederá o no el estatus a China, Brasil, Argentina, Chile y Perú le otorgaron el estatus de economía de mercado a China en noviembre pasado, durante una visita del presidente Hu Jintao a la región.

Al reconocer a China como una economía de mercado, los países dificultaron más la imposición de restricciones a las importaciones de productos chinos. Su esperanza era que China actuar en reciprocidad con una mayor inversión en América Latina, que ha sido un suministrador importante materias primas para el país asiático.

Al mismo tiempo, el señor Hu dijo que China invertiría US$100 millardos en América del sur durante la próxima década, principalmente en transporte y otra infraestructura.

La cifra incluyó una anunciada cifra de US$9 millardos para inversiones en puertos y carreteras brasileñas. Hasta ahora, nada de esa inversión se ha materializado.

«Furlan ha tenido que ir ya tratar de aclarar las cosas, después que le dimos a China [el estatus de economía de mercado] a cambio de nada», dijo Rubens Barbosa, ex embajador brasileño en Londres y Washington. «Se suponía que conseguiríamos inversiones en infraestructura y otras áreas a cambio, pero so no ha sucedido».

La poderosa federación de industrias de Sao Paulo pidió el establecimiento inmediato de salvaguardas por parte de Brasil contra las importaciones chinas, diciendo que las relaciones entre ambos países han estado marcadas por «una serie de errores».

Sobre otros temas, el señor Amorim dijo que Brasil había tenido razón en presionar por un puesto en el consejo de Seguridad de la ONU, a pesar del fracaso en los intentos por reformarlo.

El señor Amorim dijo que se sentía estimulado por conversaciones recientes con Condoleeza Rice, secretaria de Estado de EEUU, para creer que la puerta de las reformas continúa abierta.

También respondió a las críticas del papel de Brasil en Haití, donde la seguridad sigue siendo precaria, a pesar de la presencia desde junio de 2004, de una fuerza de la ONU que asciende ahora a 7,600 soldados, principalmente brasileños. «Ha sido un proceso de aprendizaje, y no teníamos una idea precisa de todo lo que enfrentaríamos cuando llegamos allí».

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