Fue fantasía

Fue fantasía

Este abril termina con sorpresas, flores y asombros. Un abril heroico que se desvanece. Con los protagonistas de antaño negando hogaño. Contando una historia diferente para tratar de espantar fantasmas que no fueron tales, sino que permitieron labrar sus leyendas. Conforme a lo acotejado, entonces no hubo portaviones, ni trincheras. No hubo marines, embajador ni imposición, tampoco resistencia ni sacrificio. La geopolítica manda y aquello tenía que pasar. Aunque la comunidad internacional repudiara la afrenta y hasta los aliados de EUA, como el presidente de Venezuela, Raúl Leoni, proclamaran su airado repudio, tal y como cita Tad Szulc en su “Diario de la Guerra de Abril de 1965.”
Intervenir es ocupar, anormal o irregularmente, un lugar. Las acepciones del Diccionario de la Real Academia Española orientan, describen una circunstancia que el Derecho Internacional Público regula. Acuerdos, Tratados, Convenciones, pautan el fortalecimiento del Principio de No Intervención y de la Libre Determinación de los Pueblos. Subterfugios semánticos, ideológicos, existen y existirán para justificar arremetidas ilegales, abusivas, que contravienen normas pactadas y establecidas. También ocurre el trastrueque de información, de documentos, de testimonios. Desde la medianía y el oportunismo, el alarde que difunde la existencia de nuevos paradigmas, pero solo aplicables cuando se trata de países pequeños. La conversión quizás obedezca al perfil de algunos participantes en la guerra de abril 1965, cuya descripción está en el capítulo 9- Tipología de los Participantes- del libro de José A Moreno “El Pueblo en Armas.”
Es la innecesaria subordinación, servilismo inútil como sino fundacional de una estirpe que pervive. Ese acotejo criollo, 54 años después, es sencillamente deleznable. Torva manifestación del Síndrome de Estocolmo. Es la tipificación de una infracción que languidece en el Código Penal: Traición a la Patria. Calificación que irrita cuando el malinchismo criollo aúna fuerzas y tras el “na e na” conspira. Porque patria es concepto decadente, ya no les sirve para catapulta. Es antigualla y por eso profesan un internacionalismo que paga bien y se disfruta en los áticos del colonialismo. Este abril conmina a desaprender. Las monsergas explicando porque ayer sí y hoy no, además de farragosas fueron profusas. Ha sido una especie de arrepentimiento, de negar la valentía de otrora en procura de la connivencia presente. Como si se tratara del principio de irretroactividad de las leyes. Lo pasado, pasado. Es la consagración de aquella boutade: “Yanqui Go Home pero llévame contigo.” Según la prédica reiterada en este abril de turbación histórica y negación, serán innecesarios los actos conmemorativos para resaltar la resistencia al invasor. Cada 28 de abril será de acción de gracias a Lyndon B. Johnson por el favor que le hizo a la República Dominicana en el 1965, aunque contraviniera los principios internacionales vigentes. Atrás quedarán los poemas, las canciones, las proclamas. Quedarán en el olvido los cadáveres.
La prédica contemporizadora, envilece, mas cuando proviene de aquellos que forjaron su identidad defendiendo el suelo patrio cuando fue ocupado. Cosas veredes, incomprensibles para algunos y absolutamente aceptables para otros. Basta recordar el artículo 3 de la Constitución de la República Dominicana. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana. Este abril de asombros con su 28 de infamia que ahora es fantasía, irrealidad, ficción, obliga a parafrasear aquello que escribe Bernard Diederich al final de su imprescindible “Trujillo. La Muerte del Dictador”( ECD, 1978)“Un muchachito, que jugaba debajo de un gran árbol, en el traspatio de la casa de Juan Tomás Díaz, pareció intrigado cuando un visitante le preguntó si fue en ese garaje donde descubrieron el cadáver del jefe. El muchachito contestó: ¿cuál jefe?”
Cuando se cumplan 60 años de la segunda intervención armada de los EUA en territorio dominicano, en el siglo XX, si continúan los desmentidos, la negación del arrojo hecha por los protagonistas de la resistencia, cualquier muchacho preguntará qué ocurrió el 28 de abril de 1965. No sé, será la respuesta. Quizás alguna imagen alusiva al Estado interventor, acompañe la negación.

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