El no pagar la electricidad, mediante el fraude mayor o la conexión ilegal de las masas populares, se sitúa en el centro mismo de las desgracias y el estancamiento de aspectos importantes de este país. Estamos entre las cuatro naciones del mundo que menos respuestas dan a la realidad de que la generacion eléctrica, servida mayormente por los Estados, tiene unos costos que deben recaer de manera importante sobre los consumidores. Más de medio siglo de crisis por apagones, ocasionados por robos en líneas, y de mala gestión del sistema por el populismo y la corrupción, expresan la gravedad de un problema que está en las bases mismas de la República. Demasiados usuarios de luz escapan a su obligación de pagar.
Todos los demás sectores económicos importantes de este país funcionan satisfactoriamente y constituyen fuentes abundantes de lucro y de sustanciales ingresos para el fisco. Nadie se toma una cerveza sin dejar buenos beneficios a empresas privadas y a los recaudadores. Nadie hace una llamada telefónica sin dejarles pingües ganancias a empresas de arcas repletas y sin sumarle un grueso flujo de ingresos a las arcas nacionales. Nadie come fuera de casa, a menos que lo haga en un comedor económico, sin honrar caros compromisos con el proveedor, desde el chimichurrero hasta al dueño de restaurantes de lujo. Nadie viaja de balde en un taxi ni sale del motel sin pagar. ¿Por qué luz gratis?
De robo en robo acaban con todo
Para poder frenar un poco la estafa de los detallistas de gas propano en todo lel país, las autoridades de Pro Consumidor inspeccionan aquí y allá, detectando robos. Está claro que a pesar de sus esfuerzos, el comprador es víctima de hurtos generalizados en el despacho del combustible doméstico. Estudios serios demuestran además un extendido engaño en el peso y contenido de productos empacados en comercios de todos los niveles, incluyendo algunos de nombre y prestigio.
Ahora ha venido la verificación del expendio arreglado en máquinas de gasolina y gas oil en las estaciones. Los automovilistas pagan sin darse cuenta por más carburante que el que reciben en muchos sitios, porque en la intermediación de los derivados, como en el de otros artículos, tienen infame presencia muchos pillos. El Gobierno no hace lo suficiente contra los abusos. La acción de Pro Consumidor no es suficiente.