Leyendo los periódicos hace unos días me topé con una nota cíclica o que se repite periódicamente en el país. Parte del contenido decía: “Los atletas RD podrían no participar en  XXI Juegos Centroamericanos y del Caribe; la incertidumbre se apodera del movimiento olímpico  y que 35 presidentes de federaciones no pueden conciliar el sueño”.

A estas conclusiones llegaron los dirigentes federados y olímpicos luego de una larga reunión en el COD, donde se determinó dar un plazo a las autoridades deportivas o bien sea, los representantes del gobierno de esa área, para que entreguen los recursos o declinarían asistir a los Juegos.

 Luis Mejía, titular del COD, dijo que el movimiento que él dirige está en una situación “delicada”. ¡Hay que oir cosas!

Les tengo la solución, confío en que la acojan, para que aunque sea una sola vez en la historia den un ejemplo a la sociedad y luzcan sus cualidades gerenciales.

Se sabe que el país atraviesa una de sus peores crisis, de ahí los recortes a todas las instituciones públicas, el deporte no está ajeno, este es el problema. Ahora les planteo la solución… Como el COD gracias a su buena gerencia ahorró RD$30 millones, que puso a plazo fijo, según lo dijo hace algunos meses, debe dar un ejemplo de civismo, amor por su país que está en crisis y empezar a trabajar con ese dinero (aportado por los contribuyentes), en vez de  emplazar al incumbente de Deportes y por ende al presidente del país, los mismos que se lo han dado todo. Utilicen unas de sus poses y hagan una rueda de prensa para decir al ministro de deportes que en vista de la situación, el COD invertirá ese “ahorro” en la preparación de los atletas. Este dinero que se “ahorró” o sea que sobró de asignaciones anteriores, debió ser devuelto a su dueño, el encargado de administrar los fondos del erario, pero como no fue así, como los controles son flojos o no existen, aprovechen el chance.. den una imagen positiva. Basta de mezquindad,  actúen con criterio de justicia, sin pensar en los “cuartos” y más “cuartos”. Sin apelar a las presiones o amenazas públicas. ¡Cuánta flojedad para un barril sin fondo! Ay si me tocase algún día.