Fuegos dañan bosques

Fuegos dañan bosques

POR MANASES SEPULVEDA
Entre los pasados días 7 de marzo y 6 de abril, los bosques han sido sometidos a lo que podría considerarse «la devastación más preocupante de las últimas décadas» y una catástrofe de cuya influencia en el mejor de los casos tardará años en recuperarse, dijo ayer la Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI).

También considera que aún cuando se sabe que tomará tiempo tener un estudio más preciso sobre la dimensión y proporciones del daño, las estimaciones preliminares indican que los incendios afectaron más de 170 kilómetros cuadrados (unas 270,000 tareas), en la superficie de bosques arrasados sólo en los parques José del Carmen Ramírez y Armando Bermúdez, constituyendo entre el 10 y el 25 por ciento de sus superficies.

Estima que esa situación es alarmante si se toma en cuenta que la cifra más alta de los daños por fuegos en los últimos 30 años, han sido unas 262,000 tareas afectadas por 77 incendios diseminados durante todo el 1990.

«Las estadísticas apuntan a un incremento dramático en la intensidad y frecuencia de los mismos, especialmente impulsados por los cambios climáticos y la intromisión cada vez más agresiva de las actividades humanas. Sin embargo, resulta cuestionable que no estemos adoptando medidas de similar contundencia para aminorar el impacto de éste y otros tipos de catástrofes», explica SOECI.

Señala que «las duras lecciones aprendidas a sangre y fuego durante estas semanas, demuestran cuán vulnerables son las áreas protegidas dominicanas y lo lamentable que es ver cómo se han evaporado muchos años de trabajo de conservación y reforestación».

Expresa que, sin lugar a dudas, los resultados de los incendios tendrán una repercusión dramática en los niveles de captación de agua en ríos tan importantes como el Yaque del Norte, Yaque del Sur, Bao, Amina, Inoa, San Juan entre otros afluentes que se sitúan en las elevaciones de la Cordillera Central.

«La inusual experiencia de tener en un momento dado más de 30 incendios simultáneos en tres parques nacionales y otras áreas, es terreno propicio para las sospechas sobre los orígenes y motivaciones reales sobre los mismos, así como para plantearse seriamente la absoluta carencia y limitaciones en que se desenvuelven los sistemas de vigilancia de las áreas protegidas con escaso personal», puntualiza.

La SOCESI añade que a esto se agrega el hecho de que el país carece de un efectivo mecanismo de emergencia y coordinación para una acción rápida y contundente, lo que lleva a la reflexión sobre lo desamparado que está el país en políticas de protección ambiental. «Cabe considerar el cuidado de nuestros parques nacionales como un asunto de seguridad nacional, a sabiendas de que en estos momentos lo procedente sería hacer un levantamiento sincero y escueto de los alcances de la tragedia», expresa.

Sugiere algunas medidas como el establecimiento de una red nacional de vigilancia ambiental con la instalación de un centro de atención de urgencias para recibir informaciones que podrían ser suministradas por satélites de referencia, voluntarios de la Asociación de Pilotos, las ONGs de cada región, así como todos aquellos interesados en ayudar a prevenir incendios u otra clase de daños.

Señala que no se debe subestimar la magnitud de la calamidad que merma lo poco que queda de territorio protegido.

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