Fuegos fatuos marinos

Fuegos fatuos marinos

LUIS MANUEL PIANTINI M.
La oscuridad alimenta el miedo y lo tenebroso. Así en el mar, durante las horas de mayor oscuridad, la materia orgánica ya en proceso de descomposición produce los fuegos fatuos. Fenómeno químico generador de leyendas en las mentes humanas que dan cuenta de visiones espeluznantes.

Poco antes del amanecer, dice el decir campesino, se hace la noche más oscura. Por lo tanto en ese momento las visiones o fantasías se traslucen reales.

La navegación con dirección a la popa a que hace alusión mi amigo economista Martínez Moya en el titular de su último artículo, refiriéndose a la presente conducción de la política monetaria, no es muy diferente a las referidas visiones marineras. Es mas, para mi, es producto de su escaso conocimiento de los asuntos marinos, a no ser por los pininos de pescador que hacía con sus antiguos compañeros del Banco Central en la costa sur dominicana, o por la distorsión visual que se produce cuando la neblina se comienza a levantar en la lontananza y proyectamos todo a lo inverso.

Así podemos proyectar carabelas donde navegan cruceros y nuestra presencia en ciertos lugares cuando en realidad estamos en otro sitio. Y esto en relación a que es necesario recordar que la operación de traspaso de los pasivos privados de los bancos quebrados a pasivos públicos se comenzó a realizar hace exactamente dos años y todo en el 2003. Antes del 2004 y mucho antes del 2005.

Naturalmente ahora todo el mundo es experto en la fórmula, que tampoco se dice, de cómo se hubiese evitado el contagio y eliminado la alta posibilidad de crisis sistémica. Crisis que para algunos expertos nacionales ha sido tan beneficiosa para mejorar el poder adquisitivo y la viabilidad del sistema financiero de los argentinos según las estadísticas de ese país de antes y después de las crisis. Contrario a la opinión de los expertos internacionales contratados por el FMI, que en su reciente informe consideraron el rescate como una realidad de hecho, precisamente para evitar en dominicana la repetición de los efectos de la crisis sistémica argentina.

Pero haciéndonos las siguientes preguntas podemos demostrar lo que al amigo economista se le hace difícil aceptar.

¿Fue realmente el recate de los depositantes lo que creó la crisis o esta venia gestándose desde los meses anteriores por otras causas diferentes al rescate siendo este solo la mecha prendida que explosionó la crisis?

Si fue el rescate y los pesos puestos a la disposición del público lo que produjo la crisis, en la actualidad, que hay una emisión monetaria dos veces mayor a la que existía en febrero del 2004, ¿no debería haberse seguido devaluando la tasa de cambio y la inflación seguir aumentando? Sin embargo, la tasa de cambio de pesos por dólar esta a la mitad a la alcanzada en esa fecha y la tasa de inflación se ha reducido al 5% cuando subió a casi el 90%

¿Este resultado no debería de haber sido todo lo contrario si la crisis fue provocada por la expansión monetaria como alude el amigo economista? ¿O fue que la crisis se explosionó no por el rescate en sí, sino por la forma como este se manejó y por la desconfianza en las políticas públicas que ya se estaba manifestando en una salida de capitales y aumento de la tasa de cambio desde el segundo semestre del 2002?

El articulista señala que el año 2002 había cerrado con buen ritmo ya que el PIB había crecido en 4.3%, la inflación se encontraba en 11% y las tasas de interés activas y pasivas promediaban el 26.6% y el 11.8%. Sin embargo estas cifras largas esconden las tendencias cortas o más recientes. Veamos, el PIB anual en el primer semestre del 2002 creció en 7.6%, en el tercer trimestre en 5.5% y en el cuarto en 4.3%. Entonces, ¿venía a buen ritmo o el bailador estaba agotado pues ya bailaba hacia atrás y lo acabó de tumbar el manejo del rescate bancario?

La otra estadística que nos muestra que el bailador no venia a buen ritmo, es la partida de otros en la cuenta financiera de la balanza de pagos, que cuando es negativa contabiliza la salida hacia el exterior de capital nacional privado. Esta partida durante el 2002 aumentó su balance negativo en US$883.2 millones, mucho mayor al valor de los primeros bonos soberanos.

Este enorme incremento en la fuga de capital demuestra, que ya había un escape de capital por el deterioro en los niveles de confianza muchos meses anteriores al rescate (abril 2003), por el pésimo manejo de las políticas públicas de endeudamiento para financiar la fuerte expansión fiscal de finales del 2001 y del año 2002. La devaluación del peso a diciembre del año 2002 fue del 26%, frente a 3% del año anterior.

Solamente habría que buscar los titulares de los periódicos de ese año, para ver la cantidad de noticias dedicadas a los llamados de todos los sectores a las autoridades públicas sobre la necesaria cautela en el manejo del tema del endeudamiento público.

También puede observarse en esos medios de comunicación las reuniones casi semanales durante el año 2002 y parte del 2003 del Presidente de la República con los señores banqueros, para determinar las políticas monetarias y cambiarias, así como la solución a problemas bancarios, en perjuicio de la sazonada institucionalidad y legalidad que solo se clama cuando el sector privado se ve afectado en sus intereses particulares. Ahí se puede notar cual era el grado de independencia de las autoridades monetarias y supervisoras en la toma de decisiones, y en última instancia hacia donde se dirigían los pasos de los banqueros. Y esto es una referencia a los culpables del articulista en su párrafo cuarto.

Porque hay que señalar con justicia, que pese a su poder absoluto en el manejo del Estado, el Presidente Balaguer siempre evito intervenir en asuntos de la responsabilidad de las autoridades monetarias y supervisoras por su delicado manejo. Pero en los períodos gubernamentales que no fueron los suyos después de los 12 años, aumentó la intervención del estamento político y no político en estos temas y de los banqueros en lo político, y por lo tanto a disminuir el poder de las autoridades monetarias sobre los entes regulados.

En la actualidad una muestra palpable de nuestra debilidad institucional, es la comisión oficial creada para la revisión de las causas estructurales que han restringido el flujo del crédito bancario, comisión presidida por un funcionario que no tiene ninguna función dentro de la administración monetaria y financiera, vulnerándose las disposiciones contenidas en la ley monetaria financiera, sin que nadie del sector privado haya abierto la boca, porque considera que le beneficia la creación de dicha comisión. Así en el pasado aquellos polvos trajeron esos lodos.

El amigo señala en el octavo párrafo de su artículo que las actuales autoridades monetarias convirtieron una crisis de pasivos de la banca, que en realidad fue de solvencia por activos improductivos, en una crisis de pasivos del Banco Central. En esta categórica afirmación me parece que debe de haber una confusión ya que la operación del rescate de los pasivos de los tres bancos representó por partida doble un aumento de los pasivos del Banco Central y este hecho se produjo en el 2003 y no en el 2004 ni en el 2005.

Y precisamente en el 2003 para enfrentar la potencialidad de crisis del aumento de los pasivos monetarios del Banco Central varios economistas externaron por la prensa sus recomendaciones que incluían entre otras; la fijación de las tasas de interés de los certificados, el alargamiento de facto del período para la honra de los certificados, la conversión de estos en encaje legal y la dolarización de los depósitos mediante un préstamo multilateral y bilateral asumido por el gobierno, siendo esta la opción que argumente junto a la dolarización de la economía en diferentes artículos publicados en ese año y el siguiente.

Desde ese momento consideraba, que solo esa opción evitaría el mantener al FMI en el país durante por lo menos dos períodos de gobierno, el surgimiento de nuevas crisis cambiarias y la existencia de una economía tipo España Boba, no solo por un cuatrienio, por los continuos programas de ajuste y el miedo a la desconfianza de la población en las variaciones cambiaria. Las autoridades políticas anteriores y las actuales escogieron el camino largo y tortuoso y las presentes autoridades monetarias tienen que manejarse dentro de las restricciones que les crea ese camino.

¿Cual dice la ley monetaria que es la principal obligación de las autoridades monetarias? Mantener la estabilidad de precios. La inflación ha descendido abruptamente, la tasa de interés de los certificados del Banco Central se ha reducido en 60%, y por lo tanto las proyecciones originales de su déficit cuasi fiscal de este año, y el plazo de los certificados se ha ido extendiendo progresivamente. Con esto no pretendo señalar que la potencialidad de una crisis se ha eliminado, pero si se ha venido manejando la política monetaria dentro de lo mejor de sus serias limitaciones, dentro lo que llame hace año y medio el periodo económico de una España Boba.

Solo la ejecución de una combinación de acciones que logre alcanzar determinados objetivos hará que se elimine el déficit cuasi fiscal y se reduzca el balance de los certificados como son; el obligado aporte fiscal, la venta de activos, una baja tasa de inflación, una prolongada estabilidad cambiaria con tasa a nivel competitivo que reduzca la prima que se suma a la tasa de interés pasiva por el riesgo de cambio, aumento en la demanda de dinero que permita que la economía absorba mayor cantidad de pesos sin que afecte la tasa y los precios, consecuencia de una fuerte confianza en el desenvolvimiento económico, y prestamos de organismos internacionales al Banco Central pero como deuda del gobierno para aumentar las reservas y disminuir los pasivos en pesos. ¿Es posible que se logre un compromiso del liderazgo de la Nación Dominicana sobre la aplicación de un programa con estas acciones y objetivos?

Coincido con el amigo economista sobre el efecto sobre el crédito privado de las nuevas normas bancarias y prudenciales y sobre el efecto de la actual tasa de cambio sobre las exportaciones y sobre las próximas cuentas corrientes de la balanza de pagos. Ahora en este último aspecto es lógica la preocupación de las autoridades políticas de la nación sobre el efecto confianza que puede producir la variación de la tasa de cambio como consecuencia de la muy reciente crisis de cambio. Por eso he abogado porque el sector privado se comprometa a respaldar ese movimiento hasta cierto nivel de tasa en una especie de pacto social, como el del año 1990, sin que se transfiera a los precios ya que en su mayoría reflejan el costo de una tasa superior a los 35 pesos por dólar.

Tengo confianza de que en breve plazo el liderazgo de la Nación actuará responsablemente, con el fin de comprometerse a la aplicación de un programa de acciones de largo alcance que le permita a la población dominicana alcanzar mayores niveles en su calidad de vida y le evite nuevos dolores. Si esto no es lo que persiguen los lideres de la Nación, entonces, ¿qué buscan?

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