Fuentes anónimas preocupa a medios de EU

Fuentes anónimas preocupa a medios de EU

WASHINGTON (EFE).- El uso de fuentes anónimas en la prensa de EEUU es cada vez más cuestionado, después de que la revista «Newsweek» anunciase que limitará al máximo su empleo tras la polémica información sobre la profanación del Corán, dijeron ayer expertos y académicos.

El uso de fuentes anónimas refleja la competencia por la «primicia», pero acentúa la necesidad de normas éticas para los periodistas.

El debate sobre el empleo de estas fuentes se ha acentuado en los últimos días después de que «Newsweek» se retractase de un artículo según el cual interrogadores militares estadounidenses habían profanado el Corán para intimidar a prisioneros en la prisión de la base de Guantánamo (Cuba).

«El caso de ‘Newsweek’ es algo turbio porque, de hecho, el periodista sí consultó con el Pentágono antes de que se publicara el artículo», dijo a EFE el profesor Trevor Parry-Giles de la Escuela de Comunicación en la Universidad de Maryland.

«Pero de todos modos, lo sensato es que el periodista no sustente su historia en un solo informante», agregó Parry-Giles, para quien «una buena práctica es que se cuestionen los motivos del informante para permanecer anónimo».

La escuela de Maryland es muy sensible a este asunto: su ex alumno Jayson Blair alcanzó triste fama en 2003 cuando salió a luz que había escrito artículos sustentados en fuentes ficticias, a las que calificaba como anónimas, en su cobertura de varios asuntos de interés nacional.

«Newsweek» anunció este domingo que haría más estrictas las reglas para el uso de fuentes anónimas por parte de sus periodistas, y la supervisión de los editores acerca del empleo de tales informantes.

Pero «a veces la única forma de que se publique una historia es cuando el periodista promete que mantendrá la confidencia sobre el nombre del informante», indicó Lucy Dalglish, directora ejecutiva del Comité de Periodistas para la Libertad de Prensa.

Un estudio elaborado por el grupo profesional Proyecto para la Excelencia en el Periodismo indicó que, por ejemplo, en diciembre de 2003 un 40 por ciento de los artículos en la primera página del diario «The New York Times» citaban «fuentes anónimas».

Shawn Moynihan, director de la revista «Editor and Publisher», opinó que lo que hay «no es tanto un aumento del uso de las fuentes anónimas como un mayor escrutinio de quienes sí usan fuentes anónimas y salen ‘quemados’, como le pasó a ‘Newsweek'».

«El asunto ha atraído tanta atención, y en su mayor parte negativa, en meses recientes que uno puede creer que ha aumentado el número de fuentes anónimas», añadió. «Pero eso no es cierto».

«Siempre es peligroso el uso de fuentes anónimas, especialmente en una historia muy prominente, y hay quienes opinan que no deberían usarse, en absoluto», dijo Moynihan.

Al Neuharth, fundador del diario «USA Today», fulminó la semana pasada en su columna semanal el recurso por el cual los periodistas sustentan sus artículos en informantes «que piden que no se les identifique».

El diario «USA Today» tuvo su propio revolcón de credibilidad en 2004 cuando se supo que uno de sus corresponsales más destacados en noticias internacionales, Jack Kelly, había inventado numerosos artículos sustentándolos en «informantes que prefieren no ser identificados».

«Los informantes anónimos son, generalmente, cobardes que dicen más de lo que saben», según Neuharth. «Los periodistas que usan esos informantes sin verificación, también a veces escriben o dicen más que lo que escuchan», añadió.

«Y los editores o directores de noticias que permiten el uso de esos informantes están violando la confianza que el público tiene en los medios», agregó Neuharth.

La profesora de periodismo Maggie Rivas Rodríguez, de la Universidad de Texas, dijo a EFE que «precisamente ése es uno de los puntos que los estudiantes deben entender: que el uso de fuentes anónimas es algo muy serio, que sólo debe hacerse en casos excepcionales y en comunicación plena con sus editores».

«El periodista no actúa de manera independiente, debe hablar con sus editores», añadió Rivas, quien recordó que en muchas organizaciones de prensa todo periodista que use una fuente anónima debe identificarla ante su editor.

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