Fuerte intercambio sobre Irak y economía en segundo debate

Fuerte intercambio sobre Irak y economía en segundo debate

San Luis (EEUU), 9 oct (EFE).- El segundo debate entre el presidente George W. Bush y el senador demócrata John Kerry se saldó con un fuerte intercambio, en el que ambos candidatos difirieron sobre Irak, la economía y la seguridad nacional.

Si el primer debate tuvo como claro vencedor a Kerry, que logró recuperar el terreno perdido en las encuestas, anoche, el envite estuvo mucho más igualado.

La primera encuesta, de la cadena ABC, daba como ganador a Kerry por un escaso margen.

A priori, el formato de este segundo encuentro favorecía a Bush, un hombre con mayor simpatía natural que Kerry. Los candidatos debían responder a las preguntas del público, elegido entre votantes indecisos, y podían moverse y caminar por el plató, instalado en el pabellón deportivo de la Washington University de San Luis (Misuri).

Un Bush claramente más cómodo que hace una semana, y que evitó los gestos de impaciencia que tanto se le criticaron entonces, aprovechó la primera pregunta para asestar el primer golpe y sentar el tono, cortés pero rotundo, con el que se desarrolló el debate.

Kerry «cambia de posición a menudo», aseguró el presidente, quien se pregunto: «*Cómo se puede dirigir a un país cuando cambias constantemente de posición?».

El senador demócrata acusó a Bush de haber «convertido esta campaña en un arma de engaño masivo», al defender la invasión de Irak cuando el jefe de la misión de inspectores, Charles Duelfer, ha certificado esta semana que en el país árabe no había armas prohibidas antes de la guerra.

«El mundo es hoy un lugar más peligroso, gracias a los errores de juicio del presidente», denunció Kerry.

Ambos mantuvieron un intenso intercambio verbal, y aunque las complejas reglas les impedían interpelarse el uno al otro, con frecuencia se miraron a los ojos directamente.

Bush evitó los gestos de impaciencia y las vacilaciones que se le criticaron hace una semana. Quizás su único momento de duda se produjo cuando se le preguntó qué errores había cometido en su gestión.

Hace meses, ante esa misma pregunta, respondió que no podía pensar en ninguno, algo que le valió numerosas críticas. En esta ocasión, respondió que se había equivocado «en algunos nombramientos», que no quiso precisar.

En un momento determinado, el presidente llegó a interrumpir al moderador, Charles Gibson, para protestar por las críticas de su rival al tamaño de la coalición en Irak, con el argumento de que ridiculizaba a países como Polonia o el Reino Unido.

Kerry se mantuvo en la línea mostrada en el primer debate. En un momento dado, denunció que Bush intentaba «asustar» a los estadounidenses, al adjudicarle la etiqueta de liberal que iba a subir los impuestos.

Preguntado si prometería ante las cámaras que no iba a subir los impuestos a la clase media, miró al objetivo y afirmó: «No voy a subir los impuestos. Voy a recortarlos».

El presidente Bush repuso que Kerry trataba de negar su historial a favor de los impuestos, afirmando que «puede correr, pero no se puede esconder», afirmó.

Kerry y Bush también mantuvieron una animada discusión sobre los programas nucleares de Irán y Corea del Norte.

El candidato demócrata acusó a Bush de no haber actuado mientras esos dos países desarrollaban esos programas, sobre todo la construcción de armas atómicas por el régimen norcoreano, y prometió «ser duro» con Irán.

El presidente se defendió diciendo que ha mantenido la vigilancia en esos dos países, y acusó a Kerry de mantener posturas «ingenuas y peligrosas».

Si la primera parte del debate se centró en política exterior, la segunda estuvo dedicada casi íntegramente a cuestiones nacionales.

La economía se llevó la palma, con preguntas sobre la reforma de la sanidad pública o el déficit presupuestario, aunque también hubo espacio para el medio ambiente o la investigación con células madre procedentes de embriones.

«Las políticas fiscales del presidente han creado los mayores déficit de la historia estadounidense. Ha añadido más deuda a la deuda del país en cuatro años, que todos los presidentes desde George Washington hasta Ronald Reagan juntos», dijo el senador.

También Bush expresó su preocupación por el déficit, «pero no voy a dejar cortas a nuestras tropas -dijo-, y no voy a subir los impuestos, algo que costaría puestos de trabajo».

 

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