Fuerte seísmo en Sumatra despierta temor a un nuevo «tsunami»

Fuerte seísmo en Sumatra despierta temor a un nuevo «tsunami»

Fuerte seísmo en Sumatra despierta temor a un nuevo «tsunami»

Por Mar Centenera

Yakarta, 29 mar (EFE).- Un fuerte seísmo de 8,2 puntos en la escala de Richter provocó hoy el pánico en la provincia indonesia de Aceh (Sumatra), la más devastada por el «tsunami» del pasado 26 de diciembre, y en los países vecinos, por miedo a que se repita la tragedia.

Hasta el momento, parece que los mayores daños se han registrado en las islas Nias, meca surfista de Sumatra, donde se han confirmado dos muertes pero la cifra podría elevarse, según fuentes oficiales.

«Estoy seguro de que decenas de personas han muerto», declaró a la televisión local el vicegobernador de las Nias, Agus Mendrofa.

«Hay cerca de 10.000 refugiados en las montañas de Sitoli en este momento. Todo el mundo tiene pánico, intentan salvar a sus familias», informó el vicegobernador, con voz entrecortada y visiblemente confuso.

Según Mendrofa, también les consta que al menos dos o tres edificios grandes se han derrumbado y la policía busca supervivientes entre los escombros.

El seísmo se produjo a las 23.09, hora local (16.09 GMT), y se situó en el mar, a 30 kilómetros de profundidad y a 205 kilómetros de Sibolga, en la costa occidental de Sumatra.

Toda la isla ha sido sacudida por el terremoto, que duró entre dos y tres minutos y pudo sentirse también en Tailandia, Malasia y Singapur.

En Calang, en la costa occidental de Aceh, voluntarios españoles de la ONG Médicos del Mundo declararon a EFE que han buscado una zona segura y la población se ha refugiado en la colina cercana que les salvó hace tres meses de las olas gigantes y en la que la mayoría vive desde entonces.

Más del 70 por ciento de los 9.000 residentes de Calang fallecieron el pasado 26 de diciembre y muchos no habían superado todavía el trauma de la pérdida de decenas de familiares y conocidos.

«Pánico total entre la población, la policía ha anunciado con altavoces que no pasaba nada, pero han evacuado a la colina», dijo Cristina Miñana, coordinadora en Aceh de Médicos del Mundo.

En Banda Aceh, la capital provincial, las calles están colapsadas de coches, motocicletas y gente que corre asustada para alejarse del mar mientras la policía pide tranquilidad.

«Vuelvan a sus casas. Sólo ha sido un terremoto, el agua no va a venir», repiten sin cesar con megáfonos en todos los barrios de la capital.

«Mucha gente de la ciudad se ha ido al campo de refugiados, hay mucha gente allí ahora. El terremoto fue muy fuerte y largo, todos estamos fuera de casa», declaró a EFE por teléfono Muhammad Daud Basyahit, residente de Banda Aceh, que no sufrió el anterior seísmo porque se encontraba de peregrinación en La Meca.

El terremoto ha sido hasta ahora la réplica más fuerte de las decenas de ellas que se han sucedido en la zona desde el devastador seísmo del 26 de diciembre, de 9 grados de magnitud.

Se ha registrado menos de una semana después de que saliera de Aceh el contingente militar español del buque «Galicia» que durante seis semanas efectuó una misión humanitaria.

Las autoridades indonesias no han recibido hasta el momento ningún informe de daños ni víctimas en Banda Aceh pero los numerosos afectados entrevistados en radios y televisiones indonesias manifiestan que algunos edificios han resultado dañados y algunas áreas se han quedado a oscuras.

En el hospital general de Aceh no se han recibido personas heridas pero muchos de los ingresados están en los pasillos y en el exterior del edificio, algunos en camillas y conectados a las botellas de suero, y se niegan a regresar a sus habitaciones.

Pasadas ya más de tres horas desde el terremoto, las autoridades descartan la llegada de un nuevo «tsunami» y han ampliado las llamadas de tranquilidad a la población en las calles y a través de los medios de comunicación.

En la vecina Tailandia, las autoridades pidieron tras el terremoto a los habitantes de las poblaciones de la costa del suroeste que se concentrasen en los lugares altos para protegerse de un posible «tsunami». EFE

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