Vivimos hace tiempo la incredulidad en su máximo esplendor, nadie cree en nadie; de hecho la gente ya ni cree lo evidente. La desconfianza en la palabra del otro, es más que un deporte y el dominicano que es “chivo” de nacimiento, desconfía aún más. Los políticos piensan que los demás le creen algo de lo que llaman “Declaración Jurada de Bienes”; pueden jurar hasta por la Madre Teresa de Calcuta y la gente no cree en esa vaina. En la calle dicen que si le pones mucho es porque “te vas a buscar como eh” y si le pones poco es porque ya te “buscaste” y lo tiene clavao quien sabe dónde.
Aquí no se sabe cuántas fortunas tienen respaldo en base a trabajo y pago de impuestos, además del político que se corrompe, el empresario que corrompe al político, hay quienes se hacen ricos dejando de pagar al fisco lo que debe por el ejercicio empresarial y las ganancias correspondientes. Los grandes capitales dominicanos, no están en la Republica Dominicana, quién lo diría… ¿se podría catalogar eso como traición a la Patria? Es posible.
De modo que, es mejor que no pierdan el tiempo haciendo el trámite de una “declaración jurada”, la gente no cree en eso. Como me dijo un gran amigo: eso es un mito. Las declaraciones juradas de bienes de políticos son un show de mal gusto.
“No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia”. (Montesquieu)