PUERTO PRINCIPE (AP).- Respaldados por cientos de soldados de la ONU y haitianos listos para actuar, negociadores del gobierno se reunieron el jueves con ex soldados que tomaron la finca abandonada del derrocado presidente Jean Bertrand Aristide.

   El gobierno interino advirtió a los rebeldes que deben abandonar la propiedad situada en el suburbio de Tabarre porque pertenece al estado, pero los alzados se niegan.

   «El gobierno de transición tomará todas las medidas necesarias para poner fin a esta situación intolerable con la ayuda … de la fuerza de estabilización de la ONU»», afirmó el gobierno en un comunicado emitido por la misión del organismo mundial.

   Pero el coronel Carlos Barcellos, portavoz de la fuerza brasileña que encabeza a los soldados de paz, dijo que no planean allanar la finca. Aproximadamente 1,5 kilómetros del camino que conduce al lugar están bloqueados con varios vehículos blindados de la ONU apostados frente a las puertas.

   En el interior hay decenas de ex soldados que encabezaron una rebelión de tres semanas que forzó a Aristide a huir del país en febrero y que el miércoles tomaron el complejo.

   «Aquí nos quedamos; no retrocederemos»», declaró el jueves el ex sargento Remissainthe Ravix, uno de sus líderes, a la radiodifusora privada Radio Vision 2000.

   Un equipo de negociadores del gobierno llegó al lugar el jueves por la tarde, incluyendo a Bernard Gousse, ministro de Justicia; a la ministro de Cultura, Magaly Comeau Denis, y al jefe del Gabinete, Michel Brunache, dijo un funcionario de la ONU que pidió no ser identificado.

   Negociaron con varios rebeldes en una calle frente a la casa, y luego partieron después de menos de dos horas de estar en el lugar, señaló el funcionario.

   Se escuchó un disparo aislado aproximadamente una hora antes de que llegaran, pero los periodistas resguardados detrás de una barrera no pudieron ver quién disparó.

   El gobierno despidió al alcalde interino y a dos alcaldes auxiliares de Tabarre, que presuntamente entregaron la residencia de Aristide a los soldados, dijeron las fuerzas de paz de la ONU.

   Las autoridades declararon que los hombres dentro del complejo están «fuera de la ley»».

   Entre los rebeldes hay miembros del ejército disuelto por Aristide en 1994. Los ex soldados se han negado a deponer las armas y exigen salarios caídos por 10 años. Están cada vez más frustrados con el gobierno interino, que dice que sólo un gobierno elegido por el pueblo puede reinstalar al ejército. Los comicios se efectuarán en el 2005.