Fumata blanca  Campanas de San Pedro confirman elección de nuevo Papa

Fumata blanca  Campanas de San Pedro confirman elección de nuevo Papa

CIUDAD DEL VATICANO, Abr 19 (AFP) – La fumata blanca y las campanas de San Pedro anunciaron este martes por la tarde la elección de un nuevo Papa por los 115 cardenales reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina del Vaticano.

   La elección del 265º papa de la Historia y sucesor de Juan Pablo II al frente de la Iglesia Católica fue proclamada a las 17h49 locales (15H49 GMT) por el humo que salió de la chimenea de la célebre Capilla, aunque el tañido de las campanas se hizo esperar casi 15 minutos, a pesar de que tenía que ser simultáneo.

   El nombre y la nacionalidad del pontífice debía conocerse unos 45 minutos después cuando el protodiácono chileno Jorge Arturo Medina Estévez lo presente al mundo y a los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro con la fórmula secular «Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam» (Os anuncio una gran alegría, tenemos papa).

   En ese momento, el nuevo guía de los 1.100 millones de católicos diseminados por los cinco continentes, que ya habrá escogido el nombre con el que reinará, saldrá al balcón central de la basílica vaticana, vestido con su hábito blanco, e impartirá su primera bendición ‘urbi et orbi’.

   Inmediatamente después de su elección, el nuevo Papa debía trasladarse con el cardenal camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo, y el maestro de ceremonias litúrgicas, Piero Marini, al «Cuarto de las Lágrimas», una pequeña habitación contigua a la Capilla Sixtina donde según la tradición se viste y rompe en llanto ante la responsabilidad y la magnitud de la tarea que le espera.

   El 264º sucesor de San Pedro tendrá la difícil labor de reemplazar al mediático Juan Pablo II, fallecido el 2 de abril a los 84 años tras casi 27 de pontificado, pero también tendrá que afrontar las múltiples amenazas y desafíos de la Iglesia en los albores del tercer milenio.

   Pese a que la mayoría de expertos esperan que sea continuista en la defensa de los derechos humanos, la promoción de la paz mundial y la continuación del diálogo con otras religiones, nada librará al nuevo Papa de buscar soluciones a los crecientes problemas internos.

   El nuevo pontífice tendrá que escuchar también las numerosas voces que incluso dentro de la Iglesia denuncian el excesivo centralismo, el enorme poder de la Curia Romana y la falta de diálogo con los obispos y las bases.

   Otro problema acuciante es la deserción de los templos, provocada por una secularización creciente de la sociedad, sobre todo en el primer mundo.

   En el Tercer Mundo, el Papa deberá abordar el éxodo de católicos hacia las nuevas iglesias evangélicas y pentecostales que surgen especialmente en América Latina y Asia, regiones con la mayor proporción de católicos, a las que deberá conceder igualmente un mayor peso en la cúpula eclesiástica.

   En asuntos doctrinales, heredará una larga lista de polémicos temas pendientes que incluyen el celibato opcional de los sacerdotes, la mayor participación de las mujeres en la iglesia, la planificación familiar, el uso del preservativo para prevenir el sida y los desafíos de la bioética.

   Entre las tareas del nuevo Papa estará también decidir si abre el proceso de beatificación de Juan Pablo II, primera etapa de la canonización, respondiendo a una de las principales demandas formuladas por cientos de miles de fieles desde su muerte.

   La situación actual podría parecerse a la del Cónclave de 1978, que se caracterizó por el enfrentamiento entre dos italianos, el conservador Giuseppe Siri y el más abierto Giovanni Benelli, y terminó con la elección, contra todo pronóstico, del desconocido cardenal polaco Karol Wojtyla.

   Como en aquella ocasión, el elegido tendrá que haber logrado el consenso de conservadores, moderados y renovadores, y no se puede descartar todavía que el nuevo papa sea un latinoamericano.

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