2 de 2
La victoria militar es un fracaso en el significado estricto de la palabra, no da los resultados necesarios, por eso la paz impuesta por la fuerza militar engendra al poco tiempo el caos, mientras que la conquistada a base de amor lo une todo, porque el amor es el origen de la vida, se aman hombres y mujeres, dos animales cualesquiera, semilla y tierra, y como productos tenemos el ser humano, el animal y el árbol, y todo esto como resultado de una fuerza oculta, amor. ¿Y acaso no ama el agricultor a la tierra y obtenemos un producto que es cosecha? Entonces, habrá porque dudar de esa fuente inagotable de vida, no es cierto todo, pero permaneceremos estáticos, nuestra formación espiritual aun parece permanecer indiferente a nuestro deseo, parece no confiar del hombre, cree aun que todavía es tiempo para sentarse a esperar el dolor de las cosas por las cuales ya no se debiera sufrir. Pero al menos queda el consuelo que el amor, no se va porque queremos, que allí donde sentó bases, se arraiga, y renueva y perfecciona a la vez, hace dos funciones fundamentales de la vida, aun puede muchas veces ocultarse, llevar vida latente en nuestro ser porque no es alentado, no porque responda él a esas determinaciones, sino que parece que tiene que vestirse con ese ropaje para modelar ciertos espíritus regazados.
Pero esto pertenece a una de aquellas cosas que entendemos que deben ser tal o cual manera, pero que no nos decidimos a emprender una lucha para que el hombre lo haga suyo en su corazón; aun dejamos que este sentimiento de amor, que es compresión, y da por resultado fraternidad, llegue a todos los seres, como llego a nosotros.