Funciones muy mal pagadas

Funciones muy mal pagadas

El Estado debería ser el líder en materia de justicia social, de distribución equitativa. Debería ser el primero en poner énfasis en un pago que se corresponda con la naturaleza de la función pública.

En nuestro caso, hay distorsiones muy severas en materia de justicia social, y gente que tiene funciones de alto riesgo es la peor pagada. Un caso típico es el de los policías, que para estos tiempos de auge de la actividad delictiva están sometidos a la más alta demanda de esfuerzo y a los más altos niveles de peligro personal. Los militares no escapan de esta situación.

Durante décadas, el país ha hecho modificaciones profundas en su régimen fiscal, en la política tributaria y en la economía en sentido general. Inclusive, la legislación laboral ha sufrido mejoras importantes, que pueden definirse como logros significativos para los trabajadores.

En cambio, muy poco se ha hecho para tratar de conciliar  el monto del salario público con la naturaleza de la función.

En la administración pública se necesita trabajar en el sentido de dar mayor equidad a la retribución, en el entendido de que el Estado debe poner el ejemplo en materia de justicia distributiva.

La función mal pagada influye en la calidad del desempeño e incentiva prácticas perjudiciales  para el país.

Uso desmedido de  las armas

Los registros estadísticos revelan una altísima incidencia de las armas de fuego en los casos de homicidios.

Todos los días se reportan casos de gente muerta o herida por armas de fuego. La delincuencia, cada vez más agresiva, tiene preferencia por la aniquilación de la víctima, incluyendo policías y militares muertos para ser despojados de sus armas. Y la autoridad encargada de perseguir estas acciones responde con los mismos procedimientos.

Hay, sin duda, un uso desmedido de las armas y esto obedece en gran medida a la abundancia de estos artefactos en manos de civiles.

Un seguimiento a los reportes policiales revela que es alto el número de armas de fuego ilegales decomisadas en operaciones de investigación. Preocupa que las autoridades no parecen contar con fórmulas efectivas para revertir ese uso desmedido de las armas de fuego.

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