Hablando en el mismo lenguaje, jóvenes profesionales en diferentes áreas del arte, se dedican día a día a formar niños, adolescentes y muchachos en edades similares a las suyas en el capítulo cultural de la Fundación Mauricio Báez, donde se imparten clases en diversas disciplinas a más de 350 alumnos.
Fundamentados en la enseñanza de valores positivos y conocimiento de las raíces artísticas dominicanas Solanyi Gómez, Daniel Sosa y Arnaldo Villanueva enseñan danza y teatro, con programas dirigidos a la población con edades de 5 a 18 años de Villa Juana y zonas aledañas. Con 28 años de edad, pero con experiencia en importantes obras y películas dominicanas, Solanyi tiene a su cargo los niños de 8 a 12 años en el área de teatro, donde tiene a cargo la enseñanza de 30 estudiantes.
“Es un proceso muy lúdico, dinámico, yo les digo que es a jugar que venimos y de ese proceso creamos la obra y vemos también lo que es la memorización de textos, se les hacen asignaciones de cultura general y los motivamos para que no sientan que estar en clases es aburrido”, expresó.
Como joven entiende que las artes constituyen una vía efectiva para llevar a los niños a descubrirse y abrirse al mundo de una manera positiva.
Impacto positivo. Explicó que muchos padres se le acercan para darles testimonio del cambio que notan en sus pequeños luego de que toman varias clases debido a que son más desenvueltos, menos tímidos y presentan una mejora importante en su dicción.
“Para mi trabajar con niños es rigor y dedicación. Dedicar mi tiempo como joven a formar a esos futuros profesionales del arte es proporcionarle el amor y sentir lo mismo que transmito. El rigor es la permanencia, mostrarles que deben ser persistentes en lo que se proponen”, señala la joven.
El área de mayor dificultad por el tema conductual, pero, sin lugar a dudas, uno de los más gratificantes corresponde a Daniel Sosa, de 27 años, quien tiene a su cargo la parte de teatro con los adolescentes y jóvenes, 80 en total, a quienes tienen que asistir en ocasiones hasta de manera psicológica por las características propias de la edad.
“A los muchachos más que teatro se les enseñan cosas que le sirvan para la vida y en ese ir y venir no se les da una clase rígida, si no lúdica para que ellos, mediante esas actividades se diviertan pero aprendan”, señaló.
Dijo que la realidad que les llega día a día está cargada de antivalores, violencia y corrupción por lo que en el espacio que tienen en la Fundación Mauricio Báez tratan de sacarlos de las calles a un espacio donde vean algo diferente y donde no reciban lo que les bombardea la comunidad.
Resalta que muchos a veces llegan con situaciones familiares y en el espacio que comparten las dejan salir en procura de ayuda.
Explicó que, en esos casos, se realizan reuniones familiares y se les asiste de manera profesional.
“Los adolescentes son muy difíciles pero en este tiempo yo me he ido haciendo un experto porque uno se convierte en el profesor, en el amigo, en el psicólogo, en el consejero, en el que va a cada casa a hablar con el papá y la mamá”, dijo.
Participación. Sobre el desenvolvimiento de las clases, dijo que los jóvenes se involucran tanto en los montajes como en la producción, debido a que han tenido presentaciones inéditas de obras montadas a raíz de ideas de los alumnos. En cuanto a su papel como joven dedicado a trabajar con personas que se acercan mucho a su edad, Sosa explica que el respeto impera y la satisfacción que siente es especial porque está dando lo que recibió.
“Yo puedo decir que como joven, vengo formado de un ambiente salesiano donde recibía teatro por jóvenes. Fui creciendo en ese ambiente y luego fui invitado a dar clases a jóvenes. Amo ese trabajo, siento que con esto estoy aportando, yo puedo cambiar las cosas que están mal dentro de la sociedad. No es luchando contra ella, si no cambiando a los jóvenes”, señaló.
Sosa hace teatro desde los 14 años, proceso dentro del que se ha ido formando. Ha participado en 35 obras en diversos escenarios en el país como “El Mercader de Venecia”, “Me dejó por Nueva York”, “Señora Honesta solicita Amante”, en el Teatro Las Máscaras y otras.
Danza. El área más demandada por los niños y jóvenes de la Fundación Mauricio Báez, en cuanto a las artes escénicas es la danza, donde el joven Arnaldo Villanueva, de 30 años, tiene a cargo 160 niños y jóvenes, que administra en grupos divididos por edades, tres días por semana.
Centra su enseñanza en la práctica de los bailes autóctono, aunque el tiempo obliga a que también se prioricen los ritmos modernos, que son los que más llaman en la actualidad.
“La base es la de ballet e inmediatamente empezamos para enseñar cuando es un merengue, cuando es pambiche, cuando es un palo, que lo correcto es que si vamos a ser bailarines porque si usted sale debe hablar de lo que es nuestro”, expresó aunque lamentó que la transculturización lleve a que los jóvenes conozcan más de Hip Hop y otros ritmos modernos.
En el campo del arte, Villanueva reveló que en el liceo Mauricio Báez, parte de la Fundación, se abrió espacio junto al Ministerio de Educación para impartir el bachillerato en Artes.
El proceso consiste en que los estudiantes en Tanda Extendida, desde el segundo año de bachillerato tomen disciplinas, tales como artes plásticas, escénicas y visuales.
Para el año escolar próximo incluirán música en el catálogo de opciones y los jóvenes terminarán el bachillerato con conocimientos de esa área y un instrumento.