Funeraria Blandino, 80 años después

Funeraria Blandino, 80 años después

Las tradiciones funerarias han cambiado con el paso de los años, evolución de la que ha sido testigo la Funeraria Blandino tras dedicarse desde hace ya ocho décadas a brindar servicios funerarios en el país.

A principios del siglo pasado, cuando la comunicación no pensaba ser tan inmediata como ahora, la Funeraria Blandino repartía  en el Parque Independencia “obituarios” que informaban a la gente sobre los fallecimientos.

En ese entonces, ni siquiera la radio se utilizaba para anunciarlos, y siendo este parque el punto desde el cual muchos capitaleños salían hacia sus trabajos, no podía resultar más estratégico.  Una pizarra que era actualizada periódicamente también anunciaba los obituarios a los vehículos que pasaban por la esquina de la calle Mercedes con Polvorín, de camino hacia su trabajo.

Para ese entonces el negocio ya se había establecido formalmente en la calle Mercedes bajo el nombre de A.V. Blandino, aunque la historia había comenzado años antes en Baní, donde el propietario de la empresa, Atilano Blandino Cabral, se dedicaba a la venta de ataúdes.

Con el paso del tiempo el negocio se estableció en la capital, y décadas más tarde, en 1962, A.V. Blandino abrió la primera capilla funeraria del país. Hasta ese entonces, lo normal era que los velatorios se realizaran en los hogares, por lo que anteriormente la empresa de la familia Blandino se dedicaba a suplir equipos necesarios para la ocasión, como cortinas, velones, candelabros, tazas, vasos, sillas, bandejas y otros.

La capilla funeraria Blandino, que fue inaugurada en la avenida 30 de Marzo, no fue utilizada hasta dos años después, en 1964, al morir accidentalmente un grupo de ingenieros alemanes que trabajaban en Villa Altagracia en la instalación de la Fábrica Nacional de Papel. En ese caso, al no tener familiares en el país, fue necesario utilizar los salones de la Funeraria Blandino para su velatorio, dando inicio a una historia que llega hasta nuestros días de la mano de la cuarta generación de la familia Blandino.

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Anécdotas y experiencias

– En la época de la tiranía de Trujillo, la empresa A.V. Blandino fue invitada a uno de los recibimientos del Jefe. Doña Atala llevó una pancarta que decía “Jefe, en Blandino lo esperamos con los brazos abiertos”. La devolvieron del acto, antes de que Trujillo llegara.

– Durante el entierro de José Francisco Peña Gómez, en la esquina de la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez, se posó una paloma blanca en el féretro por unos minutos y luego voló al infinito.

– El público asistente al velatorio de Jacobo Majluta, que se realizó en la Funeraria Blandino, empujó con tal fuerza las puertas de cristal de la entrada,  que las rompieron.

– En el año 1996, un Boeing 757 con 13 tripulantes y 176 turistas a bordo cayó a pocos minutos de haber despegado del aeropuerto de Puerto Plata. Funeraria Blandino fue la responsable de identificar y trasladar a los fallecidos.

– En noviembre del 2001 un avión de pasajeros, Airbus A300, de American Airlines, se estrelló en la costa sur del barrio de Queens. En este vuelo viajaban 176 dominicanos, y la funeraria sirvió como enlace para trasladar los fallecidos al país.

– Funeraria Blandino fue contratada por la ONU, Minustah y Kenyon para el proceso de recuperación de cuerpos y traslado al país  tras el terremoto  en Haití.

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