Muchos técnicos que viven la realidad del campo dominicano opinan que las oficinas del Instituto Agrario Dominicano y del Ministerio de Agricultura, en lugar de fusionarlas, necesitan ser abastecidas con recursos económicos y humanos para que cuando un parcelero las visite en busca de un servicio lo reciba satisfactoriamente.
La República Dominicana, como cualquier nación, requiere producir comida, sin importar la cantidad, aunque solo sea para alimentar la familia del parcelero o agricultor. Se procura que tengan excedentes para vender.
Nadie puede asegurar que automáticamente, con amalgamar ambas instituciones se conseguiría inyectar más recursos al campo.
Enfocando el IAD únicamente en la distribución de tierras, éste no tendría razón de existir. Empero, sus objetivos son dar servicios para desarrollar social y agrícolamente cada asentamiento. Es perentorio proteger a los pequeños agricultores, porque una gran proporción de los alimentos de la canasta los producen ellos.