Fútbol-samba: una boda brasileña de casi un siglo

Fútbol-samba: una boda brasileña de casi un siglo

RÍO DE JANEIRO. Fútbol-samba: esta unión es inherente a Brasil y a sus «artistas» futbolistas, sobre todo cuando Rio de Janeiro se prepara para celebrar el Carnaval a partir de este viernes, última gran misa popular antes del Mundial.

Más allá del cliché existente en Brasil y el extranjero, el «fútbol-samba» representa un pilar fundamental de la identidad brasileña.

– Fenómenos de masa – La samba, a la vez canto y danza, heredada de los esclavos africanos, tiene raíces bastantes más antiguas que el fútbol.

Pero ambas se convierten en fenómenos de masa en los años 30 en Brasil, con la industrialización de grandes ciudades del sureste, Rio y Sao Paulo, que atraen una gran mano de obra de esclavos negros de las plantaciones.

Es la época en que el proletariado negro de Rio funda las escuelas de samba que organizan el carnaval bajo su forma actual. Y que el fútbol, en su origen puramente amateur y reservado a la élite blanca, integra lentamente a los negros.

«Fútbol, samba y malandro (ndlr: delincuente, truhán) constituyeron la matriz cultural de las clases populares en Brasil», resume el académico Antonio Jorge Soares, coautor de «La invención del país del fútbol».

«Durante el siglo XX (…), el prestigio de la música popular y las victorias de Brasil en la Copa del Mundo hacen una especie de contrapeso al profundo descrédito de las instituciones políticas (…), con una incidencia directa sobre el aumento de la autoestima de una mayoría de la población», abunda el historiador Bernardo Borges Buarque de Hollanda.

– Fútbol y samba, ¿opio de los pueblos? – La política se sirve rápidamente de estas dos pasiones populares. El régimen populista de Getulio Vargas acelera la profesionalización del fútbol en los años 1930.

«Una manera de atraer el apoyo de los atletas y las clases populares» al hacer «creer que existiría una suerte de democracia racial en Brasil», escribe Marcos Guterman en «El fútbol explica a Brasil».

Este mismo régimen inspirado del fascismo italiano decide también que todos los «samba enredos» (canciones de los desfiles de carnaval) deberán exaltar la historia y los valores nacionales de Brasil. Los «Gloria a Brasil» explotados para repudiar el comunismo.

La dictadura militar (1964-85) acentúa este trazo: escuelas de samba vigiladas estrechamente, exaltación de cada victoria de la ‘seleçao’ y del ícono Pelé en el Mundial mexicano de 1970 como pruebas de las inmensas posibilidades del «gigante» sudamericano. Al mismo tiempo, se tortura en los cuarteles a los guerrilleros de izquierda.

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