Futuro inmortal consideran Felipe Alou reúne condiciones para Cooperstown

Futuro inmortal consideran Felipe Alou reúne condiciones para Cooperstown

POR ENRIQUE ROJAS
De ESPNdeportes.com

MIAMI — Cada vez que se habla acerca de los próximos latinoamericanos que deberían ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown varios nombres coinciden en las listas de la mayoría: Pedro Martínez, Mariano Rivera, Iván Rodríguez y a menos que cambien los estándares de selección, Rafael Palmeiro y Sammy Sosa.

Pero posiblemente ninguno tenga credenciales más genuinas que Felipe Alou, el mánager dominicano de los Gigantes de San Francisco, un tradicional ignorado en este tipo de vaticinios.

Desde hace 50 años, Alou ha estado ligado al béisbol profesional como jugador, coach y manager, forjando no solamente una carrera exitosa, sino además ejemplar, dentro y fuera del terreno de juego.

En 1956, Osvaldo Virgil (Gigantes de Nueva York) se convirtió en el primer pelotero dominicano que jugó en las Grandes Ligas. Ese mismo año, los Gigantes ficharon a Alou, quien en poco tiempo habría de llegar a ser el primer estelar quisqueyano en el Big Show. Alou dejó a un lado los planes de convertirse en médico después de ayudar a República Dominicana a ganar la medalla de oro del béisbol de los Juegos Panamericanos de 1955, donde también fue parte del equipo de atletismo, para firmar un contrato de 200 dólares con los Gigantes. Aunque no tuvo una carrera que le valiera ser considerado para el Salón de la Fama al momento de su retiro, el jardinero bateó .286 con 206 cuadrangulares y 852 carreras remolcadas en 2,082 partidos con San Francisco, Milwaukee, Atlanta, Yanquis, Montreal y Oakland entre 1958 y 1974.

Pero Alou no fue un jugador del montón. En tres ocasiones fue seleccionado al Juego de Estrellas (1962, 66 y 68) y dos veces quedó entre los primeros 10 en las votaciones para el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional (quinto en 1966 y décimo en 1968).

Además, conquistó dos lideratos de hits (con 218 en 1966 y 210 en 1968), estuvo entre los mejores siete bateadores de la liga en tres diferentes ocasiones y fue el mejor bateador abridor del béisbol en 1966, cuando bateó .327 con 31 cuadrangulares, seis triples, 32 dobles, 122 carreras anotadas y 74 impulsadas con los Bravos de Atlanta.

Alou fue el jugador 31 con 200 jonrones y 2,000 hits en las ligas mayores.

Felipe y sus hermanos Mateo y Jesús hicieron historia el 10 de septiembre de 1963 en el estadio Polo Grounds de New York, cuando batearon consecutivamente en la octava entrada contra los Mets. El 23 de septiembre, nuevamente frente a los Mets, pero en el Candlestick Park de San Francisco, los hermanos Alou escribieron otra página para la historia del béisbol al aparecer al mismo tiempo en los jardines de los Gigantes. Tres años después de su retiro como jugador, Alou debutó como manager de ligas menores en la organización de los Expos de Montreal y pese a un extraordinario desempeño allí se mantuvo por 12 años (con algunas pausas como entrenador asistente en las Grandes Ligas), hasta que finalmente en 1992 fue nombrado manager del equipo grande en sustitución de Tom Runnells.

Durante su gestión en Montreal, Alou fue el Manager del Año de la Liga Nacional en 1994 y convirtió a los Expos en un laboratorio de producir estrellas para el béisbol, al tiempo que se ganaba la reputación como uno de los mejores estrategas del juego.

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