Futuro promisorio

Futuro promisorio

El Presidente, en su discurso del pasado 16 de agosto, nos invita a hacernos accionistas de un futuro promisorio.

Durante su comparecencia ante la Asamblea Nacional, con motivo de la inauguración de su nuevo mandato, el presidente Leonel Fernández esbozó todas y cada una de las áreas prioritarias en las que su nuevo gobierno focalizará el gasto público para el cuatrienio 2008-2012.

Atravesando por la cruda realidad del incremento sin precedentes en la historia de los precios del petróleo y sus derivados, y ante el preludio de una severa crisis en la producción alimentaría también a nivel planetario, el país, sin embargo, parece influenciado por corrientes de optimismo que proyectan mejores momentos en el futuro inmediato.

La confirmación del gabinete económico es una clara señal de que las políticas diseñadas y ejecutadas en la materia por el gobierno continuarán viento en popa, en una evidente reafirmación de que se garantizará la estabilidad macro-económica y de que el crecimiento económico alcanzado por el país en el período 2004-2008 seguirá su curso.

El anuncio de un rosario de obras de infraestructura identificadas región por región y provincia por provincia, que se corresponden con los anhelos históricamente acumulados por las poblaciones de esas demarcaciones, concita la atención de estas colectividades que ven así renovadas sus esperanzas de acceder a peldaños superiores en la escalera social de su desenvolvimiento comunitario.

La República necesita, reclama y requiere embriagarse de optimismo a tal magnitud que todos nos contagiemos en el propósito común de superar las piedras que en el camino de la recomposición del país vayamos encontrando.

Intacto, como ha quedado, el gabinete económico garantiza experiencia, confianza, profesionalidad, en el manejo de situaciones de crisis internas y externas en el espectro económico lo que de por sí es una sólida garantía de que las cosas continuarán por senderos definidos y de éxitos probados.

De igual manera, la confirmación también del gabinete social proyecta una imagen favorable de que las iniciativas adoptadas en el pasado cuatrienio serán renovadas en interés de ampliar la cobertura de los programas de asistencia a los sectores más vulnerables de la población con miras a garantizarles mejor calidad de vida.

Con la moral alta como estandarte en la batalla campal que debemos librar contra la arrabalización de las condiciones de vida en las que históricamente se ha desenvuelto el pueblo dominicano, podremos resistir los embates de las corrientes externas que amenazan seriamente resquebrajar los cimientos de nuestros pueblos.

La sociedad dominicana del siglo XXI debemos colocarla muy distante de los remanentes negativos de un siglo XX que nos legó escollos arrastrados a lo largo de centurias de hambre, insalubridad, desempleo y emigraciones.

Con la frente en alto, veamos el porvenir. Asumamos el compromiso colectivo de legarles a nuestros hijos una sociedad orgullo de todos, fruto de nuestros mancomunados esfuerzos, de nuestras unificadas voluntades. 

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