G-20 insiste ofertas más generosas

G-20 insiste ofertas más generosas

Sao Paulo  (EFE).- América Latina, mayoría en el Grupo de los 20 (G-20) y con Brasil a la cabeza, volverá a la carga contra los países ricos en las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC, con sus demandas de más generosidad en la cuestión agrícola.

Ministros de los 149 miembros de la OMC se reúnen a partir del jueves en Ginebra, con el propósito de buscar fórmulas para calcular el tamaño de las rebajas arancelarias que se aplicarán en el comercio de bienes agrícolas e industriales, un punto de choque de los intereses del mundo desarrollado y en desarrollo.

Los latinoamericanos, que en su mayoría llegan bajo el paraguas del G-20, piden que Estados Unidos reduzca considerablemente los subsidios a sus agricultores y que la Unión Europea (UE) haga lo mismo con los aranceles de los productos agrícolas, para poder reducir los suyos en la parte industrial y de servicios.

El G-20, que en la cumbre ministerial celebrada en Cancún (México) en 2003 asumió el liderazgo de países en desarrollo con peso en la agricultura, pidió en un principio una rebaja del 75 por ciento en las subvenciones internas de Estados Unidos a sus agricultores y del 85 por ciento en las de la UE.

Ambos ofrecieron reducciones menores y aunque ha habido algunos acercamientos, unos y otros piden más flexibilidad para poder llegar a la cuadratura del círculo y avanzar hacia la liberalización del comercio mundial lanzada en 2001 en la cumbre de la OMC celebrada en Doha (Qatar).

“Todo está para ser puesto en la mesa”, dijo el lunes Roberto Rodrigues, ministro de Agricultura de Brasil, país que junto con la India lidera el G-20, principal interlocutor de estadounidenses y europeos en las negociaciones de Doha.

Además de Brasil, también forman parte del G-20 otros nueve países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, Guatemala, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela), con lo cual un acuerdo sería satisfactorio para casi toda la región.

Los otros miembros del G-20 son seis de Asia (China, India, Indonesia, Pakistán, Filipinas y Tailandia) y cinco de Africa (Egipto, Nigeria, Sudáfrica, Tanzania, y Zimbabue).

Los cancilleres del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) más Venezuela, reunidos a mediados de este mes en Buenos Aires, criticaron a los países desarrollados por hacer “ofertas modestas” en materia de agricultura, mientras presionan por “reducciones excesivas” de los aranceles de los bienes industriales y de servicios.

La posición de los ministros, según los cuales la Ronda de Doha debe “garantizar un beneficio neto para los países en desarrollo”, coincide con la de los dirigentes de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), la patronal más influyente de Brasil, quienes defienden un acuerdo comercial, “pero no a cualquier costo”.

Con eso, la Fiesp advirtió de que el sector industrial, que representa más de un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) brasileño, no debe ser sacrificado a cambio de un acuerdo agrícola.

En un documento divulgado hace algunas semanas, los industriales brasileños señalaron que “cualquier cambio en la posición oficial de Brasil debe pasar por el filtro del sector empresarial”.

Brasil, como uno de los mayores productores agrícolas del mundo y líder del G-20, insiste en la urgencia de salvar las negociaciones de Doha, que están estancadas desde la reunión ministerial de diciembre pasado en Hong Kong, aunque los especialistas admiten que eso no será fácil.

“Todo indica que la reunión (de Ginebra) tendrá más movimientos tácticos que discusiones de los temas de sustancia”, opinó André Nassar, coordinador general del Instituto de Estudios de Comercio y Negociaciones Internacionales (ICONE).

En Hong Kong se acordó la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas y a las ayudas internas en 2013, con una parte sustancial de los mismos terminada en 2010, y la reunión de Ginebra es una de las últimas oportunidades para empezar a avanzar en ese calendario.

La semana pasada, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que busca hacer de su país un líder regional, trató de dar un impulso político a las negociaciones, en una conversación telefónica con su homólogo de Estados Unidos, George W. Bush, quien sólo le prometió que sus delegados irán a Ginebra dispuestos al diálogo. 

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