WASHINGTON (AFP).- La mejora de la economía mundial debería aprovecharse para fortalecer y extender el crecimiento, así como para erradicar la pobreza que afecta sobre todo a los países africanos, señalaron el fin de semana en Washington el FMI, el BM y el G7, que advirtieron además que los Objetivos del Milenio están lejos de alcanzarse.
«Constatamos una mejoría del crecimiento y de la estabilidad. Pero quedan desafíos considerables, como el de crear las condiciones de un crecimiento duradero y de una reducción de la pobreza en regiones como Africa subsahariana», dijo el domingo el secretario estadounidense del Tesoro, John Snow, ante el Banco Mundial (BM).
Según el BM, la pobreza extrema se duplicó en la región subsahariana, con 314 millones de personas «sobreviviendo» con menos de un dólar por día contra 164 millones en 1981. La cifra actual representa 47% de la población de la región.
Para conjurar este avance de la pobreza en Africa, hay que abordar con urgencia el «escándalo del proteccionismo agrícola en todas partes del mundo», que perjudica a los países pobres, dijo el ministro británico de Finanzas, Gordon Brown, quien afirmó que solamente una transferencia de recursos del Norte hacia el Sur permitirá alcanzar los objetivos del Milenio.
Los Objetivos del Milenio -definidos durante la cumbre del Milenio de la ONU en septiembre de 2000- fijan 2015 como plazo para erradicar la pobreza extrema, garantizar un acceso universal a la escolaridad, reducir en dos tercios la mortalidad infantil y detener la propagación del virus del sida.
Por su parte, al cierre de las reuniones, el Comité de Desarrollo del BM y del FMI señaló su preocupación «por el hecho de que, sobre la base de las tendencias (económicas) actuales, la mayoría de los objetivos de desarrollo del Milenio, no serán alcanzados por la mayoría de los países en desarrollo, en particular en Africa subsahariana».
«Insistimos nuevamente en el hecho de que es esencial que los países desarrollados hagan más para liberalizar sus mercados, incluso en sectores de agricultura, textil y vestimenta, que son de una importancia particular para los países en desarrollo», señala un comunicado del organismo, que coordina las acciones del FMI y el BM en materia del pobreza.
El Comité reitera además el llamado a los países ricos a aumentar la ayuda al desarrollo para los países pobres, que debe ser «previsible, en los tiempos, de largo plazo y más eficaz».
Reunidas para su asamblea de primavera boreal en Washington, las grandes instituciones financieras internacionales se beneficiaron de un clima favorable: un retorno del crecimiento económico y pocas manifestaciones en las calles.
Además, los responsables presentes consolidaron acuerdos sobre el sucesor de Horst Koehler en el puesto de director general del Fondo Monetario Internacional (FMI): el candidato de la Unión Europea (UE), el español Rodrigo Rato.
El FMI publicó asimismo esta semana su informe sobre la economía mundial, en el que apunta a un crecimiento global de 4,6% este año, cuando en el otoño boreal preveía 4%.
El G7, que reúne a los ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales de los siete países más industrializados (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, Italia y Canadá), apoyó ampliamente este mensaje optimista.
«La reactivación económica mundial se reforzó y se extendió desde nuestro último encuentro de febrero», declararon, al tiempo que se manifestaron preocupados por los efectos del aumento de los precios del petróleo.
Los países del G7 estuvieron de acuerdo en la necesidad de reformas estructurales como la del mercado del trabajo o reformas fiscales, así como medidas para intentar destruir las redes que financian el terrorismo, aunque mantienen desacuerdos sobre algunos puntos.
Estados Unidos querría ver a la zona euro con un papel más dinámico en la economía mundial, tal vez bajando sus tasas de interés, mientras que los europeos se preocupan por los desequilibrios potenciales que conllevan los llamados ‘déficit gemelos’ de la economía estadounidense (déficit fiscal y de la balanza de pagos).
La cuestión de las tasas de cambio y la relación euro-dólar ya no genera fricciones.