Ga/a/Cue: la/z/ que nos trastorna

Ga/a/Cue: la/z/ que nos trastorna

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He recibido una comunicación del 28 de junio recién transcurrido, de un lector que firma con dos mayúsculas, que no me permite, a opinar nada: nombre, capacidad, dedicación, formación profesional…

El titular de las mayúsculas: C.Z., casi me reprocha en alguna parte de su carta, porque no me dediqué, y él se quedó esperando, mi referencia o aclaración en la columna del domingo retropróximo (26-VI-II), publicado en este período, “para el cual usted escribe”.

«Me refiero- dice el lector; al trabajo:» Gascue se escribe con “S”, del Listín Diario, edición No. 33791, p.6, del 18 de junio pasado (2011), con el título que antes anoté.

 «Como usted, muy a menudo enfoca temas sobre el lenguaje, aguardé para el domingo 26 de junio de este año su aportación a este importante asunto. Sin embargo, usted manejó otro. Muchas gracias»…

Apreciado lector C.Z: Usted está en lo cierto. No toqué el enfoque de su interés. ¿Sabe por qué? No podía aguardar para otra fecha la despedida de este mundo terrenal del eminente tratadista de estudios jurídicos doctor Jottin Cury, recientemente fallecido. Y me guardé el comentario de la “s” interna que atrapa a decenas de miles de dominicanos.

Cumplido ese compromiso, tengo el deber de decirle que el trabajo “Gascue se escribe con /s/”, del gran investigador Andrés Blanco Díaz, es bueno y, además, oportuno. Se escriben temas iguales una y otra vez, que provocan nuevos retos que suelen convertirse en laboreo para la investigación, como lo acaba de hacer Andrés Blanco Díaz, el autor, a quien saludo con mi cordialidad y respeto.

También se debe a que también yo había investigado y publicado:

 “Gascue/ Gazcue” (primera parte) para el matutino El Siglo (segunda parte), los días 11 y 18 de enero del año 2001, respectivamente. Allí hablé acerca de la posibilidad de cierta -débil- influencia en mi primera etapa, de las /z/ que calzan dos veces mi primer apellido.

Más, no lo doy por cierto, porque nunca fui a página alguna con ese talante. Ciertamente, al madurar, el discernimiento me envió a varias enciclopedias del idioma. Recuerdo la primera, para este fin: Enciclopedia Universal Europeo-Americana, de J. Espasa, Editores, 1924. Escogí allí:

“Gascue y Murga, Francisco;

Gascueña, Gascuña”

Siempre con /s/. Incluí pormenores históricos, lingüísticos. Nada con /z/. Mi único tropiezo fue con Gascu/ez/, voz aguda, con el tono sobre la última sílaba y única vocal /e/, pero con /s/ en la sílaba inicial.

Seguí adelante, y sobre el libro “Toponimia dominicana” de Carlos Larrazábal Blanco, donde se explica que aquella área rural recibe esa denominación en memoria del Contador de la corona española D. Francisco Ga/s/cue y Olaiz, y cubrió su ejercicio entre 1754 y 1780.

Al retirarse los españoles de la parte oriental de la isla, D. Francisco recibió una autorización para quedarse tres años en Santo Domingo, plazo concedido para que pudiera vender su inmueble que nacía desde el oeste colonial hasta lo que hoy es territorio del Palacio Nacional o poco  más arriba.

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