El 31 de agosto de 1980, Balaguer visitó Monte Plata para hacer un llamado a la unidad del Partido Reformista en esa ciudad, pues se encontraba dividido en dos grupos.

«Si queremos que nuestro partido triunfe» – indicó, «no solo es conveniente, sino también necesario, la unión de esas dos facciones. No es cosa fácil unificar las diferentes voluntades políticas que se disputan el predominio del Partido Reformista»…

Puso como ejemplo una anécdota del siglo XIX que representaba el carácter de diferentes razas… «Tres hombres, un inglés, un francés y un español deseaban subir a un árbol lleno de frutos. Cuando el inglés empezó a subir, sus compatriotas acudieron a ayudarlo, incluso ofreciendo sus hombros para que apoyara sus pies. Cuando el francés empezó a subir, sus compañeros se rieron de su esfuerzo y no acudieron en su ayuda; y cuando el español empezó a subir sus compatriotas lo halaron por los pies para impedírselo».

«Nosotros los dominicanos» -prosiguió- «descendientes de españoles, padecemos de ese mal, obstaculizar el esfuerzo de los que quieren subir»… Y refiriéndose al PRD de aquel entonces, dijo: «Todos sabemos que el PRD hoy en el poder se encuentra dividido. Muchos quieren subir al árbol. Cada uno aspira acaparar los frutos que llenan las ramas. Quieren impedir que el que está arriba se coma todas las frutas, las acapare todas. Los obstáculos los imponen para ellos hacer lo mismo, acapararlas en provecho propio».

Hoy, veintitrés años más tarde, la historia se repite, y sus palabras vibran de nuevo con toda la vigencia de nuestra actualidad.