Agallas, corazón, inteligencia, coraje y confianza en sí mismo, fueron los ejes puntuales con que se aferró el dominicano Gaby Mercedes para lograr llegar a la final en los 58 kilos en los Juegos Olímpicos de China 2008.
La tarea no fue fácil, pero los resultados fueron más que halagadores. Tuvo que vencer «cielo y tierra» para colgarse una medalla olímpica.
Narrar lo que fue esa travesía hace que sus ojos brillen, pero no de tristeza, sino de felicidad.

Al conversar con redactores de HOY sobre su experiencia en China 2008, Gaby Mercedes afirma que lo primordial para él fue que nadie lo dio favorito para ganar una presea en su categoría. Y le dio una «gran confianza interna».
En los Juegos de 2008, Mercedes escribió con letras de “diamante” su nombre, ya que con letras doradas lo había hecho en pasados Campeonatos Mundiales, Juegos Panamericanos y Centroamericanos.
El nativo de Monte Plata expone paso a paso todo cuanto ocurrió previo a su llegada a sus segundos Juegos Olímpicos, ya que la primera vez fue en Atenas 2004. Dice que luego de ganar varias peleas, fue a la final con su amigo Guillermo Pérez, de quien perdió por decisión de los jueces. La pelea terminó empate a uno. “Somos amigos, eso no afectó nuestra amistad, porque son cosas que pasan en el deporte, aunque yo quería el oro”.
Indica que trabajó mucho en bases de entrenamientos en varios lugares de Europa, así como en la que hizo en México con su amigo Ireno Fargas. “Tuve mucho apoyo de algunos miembros de la prensa deportiva de mi país que siempre me alentaron, como el caso de Franklin Mirabal, Leo Corporán, José Cáceres, Carlos Alonzo, entre otros”, expone.
Gaby subraya que un punto clave lo fue todo el apoyo incondicional que le brindó el entonces ministro de Deportes, Felipe Payano, quien le dio consejos que nunca olvidará en su vida. Igualmente, el doctor Milton Pinedo y el masajista Jesús Silverio nunca lo dejaron solo y lo apoyaban “bajo la sombra, sin hacer bulla”.
Un puntillazo final. Mercedes recuerda que cuando se conocieron los peleadores que enfrentaría en los Juegos Olímpicos de China, algunos se le acercaron y se lamentaron que él se iba a enfrentar a campeones olímpicos, mundiales y Europeos, como presagiando malos augurios para el dominicano. “Eso se revirtió a mi favor, porque puse más empeño en mi objetivo, sin pensar lo que otros pensaran”, agrega.