Galliano celebra a Christian Dior de principio a fin

Galliano celebra a Christian Dior de principio a fin

PARÍS (EFE).- John Galliano, estrella de la primera jornada de alta costura de París para el otoño invierno 2005-2006, rindió homenaje al maestro Christian Dior, genio indiscutible de la alta costura, que la firma recuerda este año de manera especial en el centenario de su nacimiento.

Como no podía ser de otra manera, el modisto gibraltareño basó su próxima temporada de lujo en «la representación del trabajo del Señor Dior», objeto desde el pasado mayo de una gran exposición organizada en la villa –hoy museo– donde el modisto pasó su infancia, en Granville, al oeste de Francia.

En particular, lo visto en la carpa «ad hoc» del club de Polo de París, se inspiró en las ilustraciones de moda de René Gruau, Christian Bérard y Cecil Beaton, y en las fotografías de Lillian Bassmann, según explicó el propio artista.

Eje central e indispensable de su desfile, inevitablemente ecléctico, fue el corsé, siempre ‘trompe l’oeil’ en color carne, sobre el que Galliano superpuso tules transparentes, a menudo adornados con pedrería negra.

Voluminosos trajes de baile, vestidos inacabados o en fase de construcción, llamativos modelos ‘hollywoodienses’ en colores piedra preciosa y con abundantes bordados de pedrería, y faldas de volúmenes corola, indispensables al famoso «New Look» que en 1947 lanzó al mundo Christian Dior, se superpusieron igualmente al icónico corsé.

A veces invisible, pero fácilmente intuido, el omnipresente corsé remodelaba el busto y reforzaba las caderas, como aquellos que en la posguerra dieron a los conjuntos Dior su increíble amplitud trapezoidal.

Esta fue también la manera de Galliano de rendir homenaje a las costureras de la firma y desvelar «en todo su esplendor» ese trabajo de los talleres habitualmente oculto.

El modisto británico quiso también, ante todo, compartir con su público uno de sus recientes descubrimientos: la «sorprendente similitud» existente entre la célebre silueta «New Look» y el traje tradicional peruano, sobre la que dijo haber construido su colección.

Así, remató el desfile con unas bellas figuras inspiradas en el barroco peruano –la escuela de Cuzco en particular– y sus ángeles guerreros, armados con grandes escopetas, que, como comentaban algunos empleados de la firma, no tenían «nada que ver con ‘Monsieur Dior’».

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