PARÍS (EFE).- El modisto John Galliano declinó en rojo, negro y crudo una visión muy roquera del gótico chic que las clientas del pret-a-porter de Christian Dior vestirán la próxima temporada invernal.
La música a todo volumen, con fondo de luces rojas movilizadas en dirección a la pasarela y las gradas plateadas, sobre las que el público tomó asiento y esperó gozosamente durante una hora el inicio del desfile, adelantaban ya la prometedora orientación.
Camareros con bandejas de té y café a la entrada del Grand Palais, donde Galliano presentó sus creaciones, y un chal negro esperando en cada asiento, facilitaron la larga espera en ese bello edificio sin calefacción, al que hoy acudieron famosos, como el director de cine Román Polanski o el actor Jean Reno.
La fiesta comenzó de negro, con una casi milimétrica hora de retraso, siguió en crudo y dorados y terminó en rojos, sangres, coagulados y berenjenas.
Pantalones estrechos, minifaldas transparentes y voluptuosas faldas cortas, también transparentes, de tul bordado en algún lugar, asimétricamente, junto a pequeños boleros de cuero de aparatosa y espectacular solapa de pieles o de plumas, fueron algunas de sus características.
Con Galliano, las hombreras de Dior quedarán a menudo realzadas el próximo invierno, para ofrecer un volumen importante en la parte superior de la silueta femenina, a juego, a menudo, con importantes volúmenes también en faldas y vestidos largos, de volantes arrugados, de apariencia gastada.
Abrigos, chaquetas y redingotes se llevarán con grandes hebillas cuadradas, plateadas, de las que puede pender una pequeña cruz en el mismo material.
Accesorio indispensable serán las grandes gafas de sol, oscuras, en su mayoría, pero también opacas y plateadas, como los ojos de un insecto, y la cinta de pirata sobre una melena larga lisa que toda chica Dior que se precie deberá portar para estar un poco gótica.
Cuando el conjunto sea negro, de cuero, plumas, pieles, tul o lamé, la cinta y la melena deberán ser también negras, mientras que el rubio platino será para los conjuntos en crudo y dorado y el castaño para los rojizos.
Con Dior-Galliano, el degradado será el próximo invierno de materias y más que de colores, pues una misma prenda podrá pasar con toda naturalidad de la lana a la muselina o la organza al terciopelo y el cuero.
Sin temor a las asociaciones protectoras de animales, el modisto gibraltareño trabajó el cuero y la piel en abundancia, para realzar la silueta y decorar una prenda y vestir con grandes botas hasta la rodilla, lo que dejará mucho margen de visibilidad para las piernas.
En el terreno de los accesorios, el gaucho volverá a ser el bolso de la temporada, pero esta vez fabricado en materiales muy exclusivos y exóticos, como la piel de serpiente pitón o la de cocodrilo, lo que dará al objeto unos precios que le convertirán en una pieza selecta y confidencial.
El público celebró esta popularización del gótico chic sobre el que el modisto gibraltareño trabajó ya su ultima colección de alta costura, dedicada el pasado enero a la próxima temporada estival.
Siguiendo la tradición, el modisto en persona, seguido de inmediato por cuatro guardaespaldas, aunque sin llegar a recorrer la pasarela como solía hacer hasta hace muy poco, con visible placer y gran capacidad teatral, cerró su desfile y recibió los aplausos encendidos de su público.