Gallinero electoral

Gallinero electoral

ROSARIO ESPINAL
«Los pollitos dicen pío, pío, pío cuando tienen hambre, cuando tienen frío…» Los coloraos son populares aunque cunda la desbandada en los predios reformistas. El PLD los acoge con los brazos abiertos. Balaguer, aunque no eligió profeta en su feudo, no los dejó desprotegidos. No ganan elecciones desde 1996, pero Leonel Fernández los nombra por doquier: secretarios de Estado, subsecretarios, directores, embajadores. Parece que el presupuesto nacional es elástico, muy elástico. El Estado, una agencia de colocaciones.

Ya está comprobado, no hay comesolismo, aunque Balaguer utilizara el descalificativo para destronar a los peledeístas. Ahora impera el comenmuchismo. Los reformistas fueron los primeros en acudir a la mesa, seguidos en los últimos días de los recién afiliados al reeleccionismo: pecudeístas y perredeístas desalojados de posiciones en su partido.

Alianza electoral multicolor, insípida, pero con olores a victoria.

¿Para qué la abstinencia? pensarán muchos buscones de posiciones, si desde ya pueden obtenerse grandes beneficios.

Como dice el refrán: «más vale pájaro en manos que cien volando», aunque vuelen muchas papeletas desde helicópteros y hommers con augurios de triunfo.

Amable Aristy también enlista reformistas y minimiza los problemas de su partido. Exhibe fortuna sin el menor escrúpulo. Según sus colaboradores, no hay que ruborizarse; el dinero es personal, ganado con esfuerzo.

¿Signo de generosidad? El autodeclarado «presidente de los pobres» subvierte sin disimulo la civilidad democrática al apelar al apoyo del pueblo con reparticiones. Las críticas no le preocupan.

Treinta años de intentos por institucionalizar la política dominicana con procedimientos y prácticas democráticas van hacia el archivo histórico de la nación en esta campaña.

Reducir el clientelismo, combatir la corrupción, mejorar los servicios públicos, forjar ciudadanos en vez de clientes políticos, ¿para qué?

En los «cacerolazos», que ahora sustituyen los mitines inducidos, la gente alza las manos, abre la boca, se aglomera y empuja para recibir pesos, pollos y canastillas. Son como los miserables del siglo 19, los descamisados del 20. Pululan en territorio dominicano en el 2007.

Ya lo dijo el magnate higüeyano, no critiquen sus formas. Al pueblo no le interesa el tema de la corrupción, ni la violación de las leyes, ni cuál partido es mejor o peor. Quiere que le resuelvan sus problemas. Dicho y hecho a golpe de billetes.

El candidato reformista lleva el clientelismo a su aberración, justifica su reproducción y motiva su extensión. A este ritmo de repartición, los productores locales no alcanzarán para abastecer este fin de año la demanda de pollos, gallinas, pavos y otros derivados de las especies.

El cacareo es la forma de comunicación de los candidatos con el pueblo. El que más resuene se llevará el premio.

¿Y Miguel Vargas, el que dicen que resuelve? Ese lleva cruz pesada con tantos activistas perredeístas fuera del poder, a quien hay que mantener, para que no busquen cobija en otra tienda política.

Entonces, ¿de cuánto dispondrá el MVP para amarrar algunos apoyos extra partidos? Porque con el voto duro y los discursos no podrán hacer maravillas. ¿También repartirán pollos y gallinas?

¿Y el reglamento de la Junta Central Electoral?, por el que casi se acribillan verbalmente los jueces, el que diseñaron para enaltecer el gallinero electoral, pero no le ponen atención ni siquiera los partidos.

Mi pronóstico es que será descuartizado como un pollo de pescuezo retorcido. Se argumentará que el reglamento atenta contra la libertad de expresión, de comunicación, de asociación, de circulación, de comercialización, de vociferación, de bandereo, y también, contra el artículo 55 de la Constitución.

Cuando se apruebe, si se aprueba, se habrá iniciado, desarrollado, y quizás hasta terminado, la presente campaña electoral.

Habrán concluido los insultos, los anuncios, las caravanas, los cacerolazos, los mitines, los tiroteos y los repartos de pollos, gallinas y estampitas de gallos con espuelas.

Para entonces, los periódicos, los canales de televisión, las estaciones de radio, los activistas, publicistas, periodistas, comentaristas, consultores y las compañías encuestadoras habrán ganado muchos millones a nombre de la competitividad electoral y mediática.

Resultado: a pesar de aspirar algunos a una democracia moderna de derechos ciudadanos, la campaña electoral 2008 evidenciará que la República Dominicana está muy lejos de alcanzar ese ideal y se sumerge en pleno siglo 21 en formas políticas propias de la pre modernidad.

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