Por qué las ganancias de los comercializadores de los productos de origen agropecuario (alimentos) tienen que ser 50, cien y hasta más de 300%, siempre en perjuicio de los consumidores y los productores que también consumen productos diversos. Eso no solo ocurre aquí, sino en la mayoría de los países, desarrollados o no; ¿será que las autoridades a las que les compete eso se hacen de la vista gorda o flaca? porque no actúan argumentando que ya no hay controles de precios, que estamos en el libre comercio y que el asunto de oferta y demanda.

El Ministerio de Agricultura podría mediar en los contratos de ventas entre productores y supermercados y el Banco Agrícola pagar las facturas contra entrega y cobrar un bajo margen hasta que el comprador pague en la fecha acordada. Hay supermercados que les están comprando algunos productos a grupos de mujeres organizadas. También están los casos de los famosos suplidores de los supermercados, pero ese es otro mundo. Los contratos anticipados de cosechas son una garantía para productores y compradores y garantiza estabilidad del producto para el consumidor.

Además, le da tranquilidad al productor debido a que su venta está segura y con beneficio y garantía para el Gobierno de que no habrá desabastecimiento en ese producto, a excepción de los imprevistos (sequías, inundaciones y otros fenómenos naturales). Los consumidores siempre se preguntan ¿por qué un huevo de gallina que la granja vende a tres y cuatro pesos, en supermercados y colmados cuesta entre 7 y 8.50 pesos la unidad. Todos esos beneficios se quedan en la intermediación.

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