Más de 4 mil millones de pesos han sido reportados en el 2013 como ganancias por parte de cinco de las Administradoras de Fondos de Pensiones de la República Dominicana.
Esas ganancias pueden ser comprendidas y aceptadas si y sólo si fueran reportadas por inversionistas que durante ese mismo año hubieran realizado proyectos por montos superiores a los 40 mil millones de pesos, sin embargo en el caso de las AFP dominicanas nos resulta inexplicable los niveles de beneficios que estas oficinas intermediarias reciben cada año, por la realización una función que a mínimo costo puede desarrollarse.
Estas cifras vuelven a demostrar la tesis nuestra de que el pueblo dominicano ha producido las riquezas suficientes para resolver sus propios problemas, pero al encontrarnos con realidades económicas tan tristes y a la vez inexplicables como la antes descrita, entendemos entonces el por qué aún nuestra nación padece males que otros pueblos erradicaron muchas décadas atrás.
Mientras uno de los sectores de la seguridad social se lleva para sus cuentas personales, en un solo año, más de 4 mil millones de pesos, cómo explicarle al paciente con alguna enfermedad catastrófica, que su seguro de salud no tiene cobertura para la misma. Nunca entenderá el humilde ciudadano afiliado al sistema de salud las razones por las cuales tan sólo recibe 3 mil pesos en medicamentos durante todo un año.
Este esperpento de seguridad social que se nos ha impuesto, tan sólo ha servido para engrosar las arcas del sector privado que participa en ese gran “negocio”, por lo cual parece ser que ya es hora de revisar todo lo relativo a nuestro sistema de seguridad social, pues a juzgar por los resultados, aún estamos lejos de alcanzar los objetivos vinculados a esa área sensible del desarrollo humano, y ojalá esta revisión implique dar mayor participación al Estado y a los afiliados.