Ganaron partidos, perdió la nación y sus autoridades

Ganaron partidos, perdió la nación y sus autoridades

A pesar de protestas emanadas de partidos concurrentes al pasado proceso electoral, los principales resultaron ganadores.

Quien perdió fue la nación por vía de la degradación social e institucional que provocaron sus autoridades gubernamentales y electorales.

Ganó el Partido de la Liberación Dominicana  por haber teñido el mapa senatorial de morado y por proyectar la superación de conflictos entre sus dos principales figuras, quedando la segunda fortalecida por triunfos morales en aquellas plazas donde sus seguidores fueron desplazados y por el triunfo real de sus tendenciados.

Ganó el PRD por la dureza de su voto hasta consolidarse en segundo lugar, a pesar de ser blanco de retenciones cedulares.

Y por haber alcanzado suficientes diputados para contener excesos gubernamentales durante los próximos seis años.

Ganó el PRSC por haber recuperado su categoría de partido mayoritario y asegurar sitial en el Consejo Nacional  de la Magistratura. 

Quien perdió fue la nación, por la degradación provocada por autoridades que presumieron de eficientes administradores de un proceso posteriormente descalificado por la elevadísima abstención en centros políticos fundamentales. Partiendo del propio Presidente Fernández, que  apostó e impuso candidaturas derrotadas, exponiendo su prestigio a eventuales recriminaciones internas en el PLD. Y al mostrar  incoherencia declarando feriados días laborables por resultar domingo el 16 de mayo, después de haber propuesto, en la nueva Constitución, que las elecciones se trasladaran a domingos para no perder días laborables.Perdió el país al convertirse las urnas, templo de la democracia, en cuevas de delincuencia provocada por la compraventa de cédulas y expendio de alcohol alrededor de los recintos electorales no obstante haber declarado, enfáticamente, el presidente de la JCE, comandante en jefe de las Fueras Armadas durante las elecciones, que los colmadones debían ser cerrados.

Perdió el país por serias debilidades evidenciadas  por la Junta Central Electoral a través de determinados subprocesos como los relacionados a la impresión de boletas y adiestramiento de personal. Sobre lo primero, resultó inexplicable que las boletas fueran impresas en papeles diferentes cuando debían estar sujetas a especificaciones únicas armonizadas con el tipo de marcador utilizado. Y sobre lo segundo, los integrantes de los colegios exigían requisitos diferentes sobre normativas como cuál dedo entintar.

Perdieron autoridades gubernamentales y electorales, los primeros por tener que recurrir a programas sociales pagados por los contribuyentes para conquistar votos a su favor y los segundos por la tímida e insancionada prohibición impuesta.

Resultando ganadores los principales partidos, se perdió más de lo ya perdido, gradación y confianza social e institucional; y prestigio de  respeto a sus autoridades.

Ojalá que estas pérdidas no aumenten las tentaciones que sufre nuestra democracia.

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