Concluida la “consulta” (primarias) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que determinó Abel Martínez sería su candidato presidencial, el escenario electoral del 2024 comienza a despejarse.
Hasta ahora, no hay dudas que Luis Abinader sería el candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y Leonel Fernández de la Fuerza del Pueblo (FUPU).
Sobre el primer caso, para muestra un botón: el acto multitudinario este fin de semana en el Cibao reconfirma el Gobierno está en reelección y muestra a un partido, por el momento, compactado alrededor de Abinader. La oradora principal del evento fue Carolina Mejía, heredera biológica de la facción de Hipólito Mejía, demostrando unidad. A otros presidenciables como David Collado también se les ha visto, por el momento, integrados, y solo Guido Gómez Mazara adelantó competirá con Abinader.
En la FUPU ¡Ni hablar! Recuerdo que en un Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, Fernández y los miembros de la Dirección Política ni se sonrojaron ante el cuestionamiento de que nadie más osara aspirar a la candidatura presidencial de esa entidad.
Finalmente, en el PLD, aunque Margarita no levantó la mano de Abel la noche del domingo 16, ya llamó a su equipo a integrarse. De modo que, en cuanto a forma, dos años antes, las próximas elecciones tienen nombres y apellidos. Pero, ¿Y el fondo? Definitivamente ahí sí hay mucha tela que cortar.
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Iniciemos con los plazos. El Congreso dominicano duró casi dos décadas discutiendo reformas a la legislación política y electoral y una de sus aspiraciones era disminuir los plazos de la campaña por el costo y el hartazgo ciudadano, y por el lastre institucional de que las agendas electorales se impongan a los temas estructurales del país.
Legalmente, octubre del 2023 es la fecha para definir candidaturas, pero los partidos han buscado “bajaderos” para iniciar su proselitismo. La misma Junta Central Electoral ha implorado apurar reformas a las leyes que le den las garras necesarias, pero es un clamor que ha encontrado oídos sordos en la clase política.
Otro elemento es cómo, desde el punto de vista ideológico, los principales partidos irían a la contienda con propuestas conservadoras, distantes de la nueva ola progresista que ha estado conquistando América y más parecido a la ola conservadora de Europa. Sobre los partidos progresistas dominicanos no se visualiza, momentáneamente, una concurrencia en bloque.
¿Resultados? Migrantes, mujeres, niñez, derechos y libertades…serían las primeras víctimas de una contienda basada en populismo. La estrategia electoral del PLD y la FUPU apuesta a temas económicos, buscando capital político en la baja inflación y estabilidad macroeconómica que caracterizaron sus Gobiernos.