Garzón, azote de dictadores acorralado por el franquismo

Garzón, azote de dictadores acorralado por el franquismo

MADRID
AFP.
Detuvo a Augusto Pinochet, logró la condena de Adolfo Scilingo, inculpó a Osama bin Laden y arremetió contra el grupo armado independentista vasco ETA.

Sin embargo, al intentar investigar el pasado franquista de su país, el juez español Baltasar Garzón provocó su propia caída.   De cabello cano, finas gafas y trajes impecables, este pionero de la «justicia universal», de 56 años, volvió a demostrar la semana pasada, durante un primer juicio contra él por presuntas escuchas ilegales, su poder para polarizar a buena parte de la sociedad española entre partidarios y detractores.   Mientras los primeros defienden a capa y espada su dedicación, los segundos lo describen como una estrella, más preocupado por salir en la primera página de los diarios que por el buen fundamento jurídico de sus instrucciones.

Diez años después de hacerse mundialmente famoso con la detención en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet por crímenes de lesa humanidad, Garzón decidió el 17 de octubre de 2008 abrir una instrucción sobre los cerca de 114,000 desparecidos del franquismo que acabó volviéndose contra él.

Su intento fue coherente con la trayectoria profesional de un juez que con el caso Pinochet desató un efecto dominó, ya que países como Chile, Argentina y Guatemala empezaron a investigar los crímenes de sus dictaduras.

Cómo ignorar a los desaparecidos de la dictadura española, tras haber investigado en España los crímenes de las dictaduras argentina (1976-1983) y chilena (1973-1990), logrando  llevar a juicio al ex represor argentino Adolfo Scilingo, condenado en 2005 a 1,084 años de cárcel.

Pasó por el seminario

Hijo de un empleado de gasolinera que creció en la miseria de la España rural de los años 1950, Garzón se forjó una carrera a base de esfuerzo: tras ser becario en secundaria pasó por el seminario antes de encontrar su vocación, el derecho.

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