Garzón, o la caída de un ángel

Garzón, o la caída de un ángel

El Procurador Fiscal del régimen monárquico de España, Magistrado Dr. Baltasar Garzón, llegó a ser  toda una celebridad. Un icono idolatrado por todo aquel que desde el hondón de su alma sintiera ansias de paz y sed de justicia. Un ángel guardián, custodio de la dignidad,  la integridad y los derechos inalienables del ser humano, armado  con su tea justiciera implacable para combatir todo crimen lesa humanidad donde quiera que anidara.  Inició  temprano su guerra santa contra la pesadilla de los fusilamientos, crímenes masivos,  torturas, desapariciones y el terror generalizado, impuesto  desde la impunidad del  poder  por  el  General Augusto Pinochet, dictador de Chile a raíz del golpe de Estado  propiciado por la oligarquía y la derecha reaccionaria chilena,  la Junta Militar  bajo su mando  y el inefable e infalible  apoyo de los halcones del “Big Steak”  del salvaje y brutal vuelo del Cóndor contra el gobierno socialista de Salvador Allende, elegido democráticamente por su pueblo. 

Su fama de magistrado íntegro, juez probo, comprometido con la causa redentora de pueblos oprimidos por el poder vesánico, se hizo  notable cuando, acudiendo a su desgracia,  el sátrapa de Chile,   despojado de sus poderes dictatoriales gracias al  plebiscito Chileno,  viese  obligado a exiliarse en la gélida neblina del Reino Unido, Inglaterra,  para responder, extraditado,  por sus múltiples crímenes,  despojado de su rango y  riquezas mal habidas,  por una justicia universal  asumida por el  pueblo  sojuzgado.  Atravesando los Andes, cubriendo  la región andina, América Latina y el Caribe, asiento de satrapías, alza su vuelo redentor hasta la Madre Patria, la de las dos España, escindida, una, cuna de Quijotes  e indignados; otra dogmática, de inquisidores y   caudillos, del dictador fascista Generalísimo Franco,  descubierto por Garzón,  que se encarama en la cresta del olvido. Garzón emblemático y  glorioso; Garzón vilipendiado,  despojado de sus atributos por la recua del franquismo  renaciente que rebuzna y traga  la semilla del poder mercenario.  Garzón, en la historia, hubiera podido  decir: “mis enemigos creen  que he caído   mas  yo me siento de pie sobre la cumbre.”

¿Qué ha pasado entonces? ¿Dónde comenzó la debacle,  el maleficio? La perversión de los valores y principios enarbolados con tanta gallardía que me hicieron correr tras su salida del claustro universitario para estrecharle la mano. Tierra primigenia, a nuestra, de primicias americanas,  ¿tendría Funglode y sus alabarderos  el embrujo, el sortilegio de trastocar el destino de los dioses? ¿De convertir en una caricatura perversa a aquel endiosado Juez que blasonó y puso en lo alto del parnaso a la Diosa Temis? ¿Cómo explicar este descenso desconsolador? ¿Cómo no verse indignado y triste ante la caída vergonzosa de un ángel presumido? ¿Cómo no sufrir el desplome de un ideal traicionado que fuera  encarnado como el don más preciado  de la naturaleza humana, la dignidad y la independencia? ¡Cómo aceptar sin sonrojo esa mancha indeleble que mancilla, cómo justificar la cabeza entregada, postrada como tantas otras,  genuflexa  ante la grandeza del Príncipe, ante el reino del mal!   

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