Gasto público y crecimiento económico
¿Puede el gasto promover el crecimiento económico?

<STRONG>Gasto público y crecimiento económico<BR></STRONG>¿Puede el gasto promover el crecimiento económico?

A partir de la Segunda Guerra Mundial en muchos países existió la creencia generalizada de que era necesario aumentar el gasto público para absorber el mayor tamaño relativo del sector público. Tal creencia se derivaba de la opinión de que el aumento de la intervención gubernamental era la mejor forma de alcanzar ciertas metas económicas y sociales.

Sin embargo, desde décadas más recientes se ha puesto en tela de juicio la validez de tal opinión. No sólo ha sido cada vez mayor el escepticismo con respecto a los posibles logros del gasto público, sino que también se han reconocido cada vez más los efectos secundarios indeseables de financiar ese gasto por parte del Gobierno. En particular, el acento que se viene poniendo últimamente en los aspectos estructurales del desempeño económico ha subrayado los riesgos de los desincentivos al crecimiento que pueden derivarse de una situación en la que el gobierno trata de hacer demasiado. Esta ha sido una razón, entre muchas otras, de que se hayan aplicado políticas deliberadas para limitar el crecimiento del gasto público, e incluso para reducir su nivel o ponderación.

Hay quien aducirá que todo el gasto público, ya sea corriente o de capital, tiene un efecto nocivo en el crecimiento. Basan su opinión en que, con la centralización del proceso de decisiones, la carencia de motivación en materia de ganancias y la falta de competencias típicas de las operaciones gubernamentales, la producción del sector público siempre será menos eficiente que la del sector privado. No obstante, otros no están de acuerdo en respaldar sin reservas la eficacia del sector privado y defienden diversos grados de participación pública. Señalan la capacidad que tienen las grandes empresas del sector privado para aislarse de las fuerzas del mercado, en los casos en que los beneficios sociales puedan ser mayores que los rendimientos privados.

Factores del crecimiento

Según los modelos de crecimiento que se han venido utilizando en las últimas décadas, entre las fuentes del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en un país, se debe contar con el crecimiento del capital físico, el crecimiento del capital humano, los avances técnicos y los cambios en la eficacia del uso de los recursos. No obstante, y ya más frecuentemente, se han destacado también algunos otros factores relacionados al sector externo, como es el caso de los llamados grados de apertura de la economía, el aumento de las exportaciones y la relación de intercambio.

De tomar en cuenta estos factores, no es difícil identificar las posibilidades que tiene el gasto público de influir en cada elemento de esa ecuación básica del crecimiento. La influencia más obvia, y la que más se subraya, es la contribución que los gastos de capital del gobierno hacen al capital físico nacional. No obstante, es preciso destacar que este efecto positivo sólo tendrá lugar si dicho capital se emplea en forma productiva y si hay un aumento neto del capital físico. En la medida en que la acción del gobierno encaminada a obtener ingresos fiscales y sus esfuerzos para financiar los gastos de capital reduzcan el excedente que puede invertir el sector privado, un aumento de los mismos podría provocar una disminución del crecimiento económico.

Una segunda influencia tratada por analistas puede ser el aumento de la formación del capital humano. La función típica del sector público, tales como el suministro de comodidades básicas y servicios de salud y educación, que a menudo se consideran parte del consumo, pueden acrecentar la productividad de la fuerza de trabajo. Así, si bien los sectores de salud y educación suelen beneficiarse de unos gastos públicos de capital sustanciales, es igualmente probable que la in-fluencia en el capital humano provenga de los gastos corrientes, en especial a corto plazo, aunque es poco probable que sus efectos en el crecimiento se observen de inmediato.

El cambio tecnológico también puede influir en el aumento de los gastos de capital. Normalmente se ha considerado que el gasto público en investigación y desarrollo (o en tecnología) ha tenido a menudo importantes efectos secundarios en el resto de la economía y ha acelerado el crecimiento de las industrias de tecnología avanzada, y también en mayores técnicas agrícolas. Esta muy claro ya que un buen programa de inversiones públicas puede estimular el crecimiento. Si debemos preocuparnos en que dicho programa comprenda proyectos de alta calidad que se justifiquen desde el punto de vista económico, teniendo debidamente en cuenta los objetivos sociales.

La evidencia

De este examen sobre las fuentes de un gasto público productivo se desprenden varios puntos: la inversión en infraestructura básica de un país es un requisito fundamental del crecimiento económico. Igualmente, la composición del gasto es tan importante para el crecimiento económico como lo es el volumen total de gastos de capital del gobierno, y la influencia de los gastos gubernamentales ordinarios en la tasa de crecimiento. Habría que destacar que el efecto global podría llegar a ser negativo en una economía, cuando la utilización por el gobierno de recursos para fines de consumo remplace al ahorro y el crecimiento posterior del sector privado.

Un primer factor interesante de análisis puede sostenerse cuando los resultados estadísticos que deben interpretarse de una serie de países de América Latina y el Caribe denotan que el gasto público global no parece haber ejercido una influencia importante en el crecimiento real de las economías. Otro factor importante denota que, si bien esta conclusión parece válida también en lo que respecta al gasto corriente total, no parece serlo en lo que respecta al gasto de capital total. Pero sí parece cierto que los países con niveles relativamente elevados de gasto de capital públicos (como proporción del PIB) tienen en promedio tasas de crecimiento más altas.

Otro asunto que ya se ha demostrado en las economías de América Latina es que los gastos de capital en salud, vivienda y bienestar social pueden promover el crecimiento, siempre que exista una administración pública eficiente y una asignación óptima de los recursos. Así, si bien existen métodos para lograr que los gastos de capital en infraestructura ejerzan cierta influencia en el crecimiento, los gastos corrientes en sectores directamente productivos podrían igualmente ejercer una influencia positiva importante.

Está muy claro que el elemento central de cualquier país que, de alguna manera, busque promover el crecimiento a través del crecimiento del gasto, será siempre establecer metas que regulen el comportamiento del gasto público global. Estas metas deben considerar al menos cuatro asuntos esenciales: la composición y la calidad del gasto con respecto al objetivo de crecimiento, los programas de inversión pública, los gastos periódicos conexos y sus procesos institucionales y la estructura macroeconómica necesaria para que el programa resulte sostenible a mediano plazo.

La cifra

26.0%  ha sido la tasa de  crecimiento promedio del gasto público en la República Dominicana entre 1987 y 2007. En dicho lapso, los ingresos fiscales han crecido a una tasa promedio de 25.8% y el PIB en una tasa de 23.2%..

El peso del gasto público

En la República Dominicana el gasto público ha representado un promedio de 15.39% del PIB entre 1987 y 2007, experimentando un crecimiento en su tasa de participación a partir del año 2004. A su vez, el gasto corriente y el gasto de capital han representado 9.8% y 5.6% del gasto total, respectivamente, subiendo a porcentajes de 14.3% y 4.7% en 2007. Así, puede comprobarse, que el gasto corriente ha crecido a una tasa promedio de 26.5% en los últimos 20 años, experimentándose una reducción de su crecimiento a partir del año 2005. Por su parte, el gasto público de capital ha crecido en 28.8%, influenciado por el crecimiento en experimentado en el gasto de maquinarias y equipos (49.5%), en el gasto de las construcciones de obras (39.1%) y en los aportes de capital (27.7%) 

Las metas del gasto

Las metas económicas del gasto público de una economía son posibles una vez puedan trazarse metas impositivas potenciales en función al crecimiento económico que experimente la economía nacional. Es de esperar que, tanto los gestores de fondos de la sociedad como los centros educativos y de salud, puedan mejorar la relación calidad-costo, y sus prestaciones puedan resultar económicamente más accesibles. De igual manera, una reducción del gasto, basada en la revisión y racionalización de cada una de las asignaciones presupuestarias, debe considerar la proyección de un sendero de crecimiento sostenible para las futuras generaciones permitiendo un crecimiento natural en el aumento del gasto destinado a atender las relaciones con el exterior, la defensa del territorio, el orden público y la administración de la justicia.

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