Andrew Jack
El constante aumento en la obesidad, que se ha vuelto una carga para los empleadores igual que para los proveedores de cuidados de la salud, está provocando que las autoridades a nivel mundial reconsideren su enfoque respecto a la ausencia de medicamentos efectivos, según escribe Andrew Jack.
A medida que los oficiales de New York indican el primer aniversario de una agresiva campaña de salud, elevando así su publicidad, hay un grupo que no ofrece sus felicitaciones: la industria de bebidas gaseosas.
Los afiches y videos emitidos por el departamento de salud de la ciudad representan imágenes de un hombre abriendo una bebida gaseosa y comiendo sustancias pegajosas de color naranja.
La acción de New York está entre las crecientes iniciativas que se están tomando por los organismos públicos en E.U. y alrededor del mundo, guiados por un creciente reconocimiento internacional de la necesidad de afrontar una de las tendencias más problemáticas en el mundo relativas a la afección de la salud: la obesidad.
Los esfuerzos que se llevan a cabo aumentan el cuestionamiento de cuáles planteamientos funcionan mejor, y cuánto más la industria de bebidas y alimentos, que significa gran parte del problema, puede volverse parte de la solución, particularmente en un momento en que la depresión económica está amenazando el gasto gubernamental sobre tales programas.
La acción intensificada puede todavía provocar una nueva ronda de controles regulativos más agresivos que afecten la industria, justo cuando los empleadores sienten el constreñimiento de aumentos en los costos de servicios de salud y una decadente productividad vinculada a una persona más obesa.
La respuesta política pública podría también dirigir a un uso mucho más amplio de la solución más drástica para aquellos capaces de someterse a ésta: la cirugía.
La creciente obesidad todavía no ha frenado los avances logrados en la longevidad en las últimas décadas, pero los tratamientos para las complicaciones de sobrepeso están incurriendo en el incremento de costos. Los pacientes obesos reportan mayores tasas de diabetes, problemas cardíacos e infartos, y tienen un mayor riesgo de cáncer, artritis y enfermedades del hígado.
Los costos de los cuidados médicos vinculados a la obesidad son enormes, alcanzado hasta $150 millardos al año en E.U., dice Thomas Farley, comisionado de salud de New York, quien ha lanzado políticas que van desde contar calorías en los restaurantes de la ciudad, hasta arquitectura diseñada para motivar al uso de escaleras antes que elevadores en los nuevos edificios. Nos estamos moviendo a una situación donde la diabetes se está volviendo una parte normal de la existencia humana.
Su preocupación es compartida por otros expertos de la salud pública a quienes se les prestó apoyo de alto perfil en primavera por parte de Michelle Obama, la primera dama, con su campaña Lets Move para motivar al ejercicio y mejorar la nutrición. Su compromiso, el cual ella dijo estaba inspirado por las preocupaciones de los doctores acerca del peso de sus propias hijas, llega cuando la generación de oficiales de la salud pública en posiciones influyentes y los empleadores, incluyendo también a la milicia de E.U., están luchando con la obesidad entre los reclusos.
En los pasados 30 años, la obesidad en E.U. se había más que duplicado, afectando por encima de un adulto de cada tres, y se ha triplicado en los niños y adolescentes por encima de un 17%. Entre la depresión económica confrontada desde el 2008, hay cierta evidencia de que las ventas de comida rápida barata y poco saludable se ha mantenido mucho mejor que las alternativas saludables.
Pero la obesidad, una vez vista como enfermedad de decadencia, se está esparciendo rápido en los más pobres así como también en el mundo más industrializado, suscitando expresiones de preocupación y un rango de recientes iniciativas en China, India y el Medio Este, así como también en partes de Latinoamérica, los cuales tienen entre las más altas tasas que en cualquier otro lado. A nivel mundial, un estimado de 1.6 millardos de adultos sufren ahora de sobrepeso con 400 millones de ellos clasificables como obesos.
Brasil, que por mucho tiempo ha sido el campeón de la salud pública, está debatiendo las advertencias sobre ciertos alimentos semejantes a las que publican en las cajetillas de cigarrillos. Las Naciones Unidas han resuelto sostener una primera cumbre sobre las enfermedades no transmisibles en septiembre del año próximo, incluyendo una discusión sobre la obesidad. Ala Alwan, asistente del director de la Organización Mundial de Salud, dice que mientras infecciones tales como el HIV, que por mucho tiempo capturó la atención de los legisladores, otras enfermedades habían sido descuidadas hasta hace poco, con ninguna identificada entre los Objetivos de Desarrollos del Milenio de la ONU. Él agrega: Estamos avanzando hacia una era mucho más contundente para fortalecer el control y prevención de enfermedades no transmisibles.
La mayoría de científicos están de acuerdo sobre las causas de la obesidad. Mientras la actividad física de los seres humanos ha bajado significativamente desde sus ancestros recolectores-cazadores, su consumo de alimentos de energía densa ha quedado estable o ha incrementado. Y, mientras se hace fácil ganar peso, es mucho más difícil perderlo después. Una vez que se ha estancado en un estado de obesidad, en una proporción muy sustancial de personas, es fenomenalmente difícil volver a su peso original, dice Philip James, jefe del Cuerpo Internacional de Obesidad, un organismo regulador. La evidencia del efecto trinquete es muy aplastante: el cerebro químicamente se adapta.
Algunos estudios recientes también indican que la obesidad puede ser más alta en los niños nacidos en sobrepeso o de madres que fuman; y una pobre dieta en los niños en edades tempranas puede tener un impacto a largo plazo sobre la formación de bacterias en sus intestinos, incrementando su vulnerabilidad a largo plazo a las enfermedades, incluyendo las alergias.
Los cambios sociales, como la urbanización e industrialización, que conllevan a un cambio hacia estilos de vida más sedentarios, han jugado un rol. Todavía, mientras estas tendencias han tenido lugar sobre muchas generaciones, el estallido de la obesidad se ha observado en los pasados 30 años indicando el rol primario de cambiar su consumo de alimentos.
David Kessler, un antiguo jefe de la Administración de Medicamentos y Alimentos de E.U., argumenta en su reciente libro El resultado de comer demasiado de que las tendencias sociales han conducido a suprimir los almuerzos familiares, bien preparados, regulares y saludables. En su lugar está el híper-almuerzo amparado por la industria a lo largo del día, con una combinación de mercadeo agresivo, extensa disponibilidad y bajo costo, porciones extra grandes de alimentos ultra procesados que contienen combinaciones aún más tentadoras de grasa y azúcar, pero poco saludables.
Muchas de las mismas tendencias aplican en los países en desarrollo. Stephan Rossner del Instituto Karolinska de Estocolmo dice: Hay evidencia de que los asiáticos son más vulnerables que los caucásicos, ya que en China, con las familias de un solo hijo, los padres premian a su hijo por estudiar pasivamente dándoles alimentos y juegos electrónicos. Las cosas van en forma equivocada.
Allí, como en otros lugares, el resultado está aumentando las facturas médicas, como también el absentismo de los lugares de trabajo. Los empleadores están comenzando a responder con programas de bienestar dirigidos al personal. Un número más pequeño asume un enfoque más riguroso: Los empleados de Alabama y de Carolina del Norte se rehúsan a participar en chequeos de salud y desde este año se les está cargando el impuesto de obesidad en forma de primas más altas de los seguros de salud.
Todavía el progreso en afrontar la obesidad ha sido extremadamente limitado. Mientras la pérdida de peso se ha vuelto una enorme industria, hay poca evidencia de que la mayoría de dietas y suplementos funcionen en el largo plazo. Hasta el momento, la prescripción de medicinas también ha demostrado solamente una modesta efectividad, con efectos colaterales desagradables y potencialmente severos. El Prof. Rossner dice: Es deprimente para mí como científico, pero los resultados de los medicamentos antiobesidad no son muy impresionantes y tenemos poco qué ofrecer a los pacientes. No todo es deprimente. En el Congreso Internacional sobre la Obesidad celebrado en Suecia en julio, algunos reportes indicaron que por primera vez la tasa de crecimiento de la obesidad en los niños en algunos países que incluyen a Francia, Reino Unido y Suecia estaba comenzando a bajar. Pero él advierte que a pesar de tales señales, la tendencia permanece en crecimiento, en particular entre los pobres. Además, las bajas en el pasado han sido seguidas por nuevos aumentos en la obesidad, y hay sugerencias de que el decadente crecimiento puede ser exagerado debido a que algunos niños obesos o sus padres ya no están más cooperando con los estudios y siendo sopesados como en el pasado.
La cifra
1.6 millardos de adultos sufren ahora de sobrepeso con 400 millones de ellos clasificables como obesos. En 30 años, la obesidad en E.U. se había más que duplicado, afectando un adulto de cada tres.
Industrias
De preocupación adicional está el impacto de la industria de alimentos y bebidas en luchar por la obesidad. Los patrocinadores de Epode incluyen a Orangina Schweppes, el productor de bebidas propiedad de Suntory de Japón; Kellog, el fabricante de cereal de E.U.; y Ferrero, el fabricante de chocolate de Italia. Los socios de Change4Life incluyen a Mars, fabricante de dulces, y McCain, la compañía de congelados, ambos de E.U., y Britvic, el grupo de bebidas de Reino Unido.
Derek Yach, a cargo de la política de salud global en PepsiCo de E.U., otro socio de Change4Life, el cual ha prometido significativas reducciones de azúcar, sal y grasa en sus productos y eliminar las ventas de bebidas azucaradas en las escuelas, dice: Hay una gran cantidad de esfuerzos industriales, pero muchos gobiernos no están pensando sobre ir tras ellos.
Otros que están más escépticos de involucrarse en la industria, sugieren que su participación ayuda a abrillantar su imagen mientras comprometen la habilidad de los gobiernos a tomar líneas más duras sobre problemas tales como las restricciones de publicidad de alimentos y la rotulación, impuestos sobre el contenido de sal y azúcar, y la reducción de subsidios que a diferencia favorecen menos los ingredientes saludables como el aceite de palma. Tam Fry, director del Foro Nacional sobre Obesidad, un grupo radicado en R.U., dice: Ha llegado el momento en que los gobiernos pongan mano dura. Ellos están ahí para gobernar, no para doblegarse a intereses personales.
VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA