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Por LOLITA C. BALDOR
SEVILLA, España (AP) _ Números de serie y marcas en explosivos usados en Irak son una evidencia «bastante buena»» de que Irán está proporcionando armas o tecnología a los insurgentes iraníes, aseguró el viernes el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates.
Según Gates, «Creo que hay algunos números de serie, ciertas marcas (de identificación) en algunos de los fragmentos de proyectiles que hemos encontrado»» que indicarían la entrega de equipo bélico iraní a fuerzas que combaten a la coalición encabezada por Estados Unidos.
Sin embargo, Gates expresó al mismo cierta sorpresa de que en recientes incursiones de fuerzas de Estados Unidos y de Irak en la nación árabe hubiesen sido detenidos algunos iraníes.
Apenas la semana pasada, Gates dijo que oficiales del ejército de Estados Unidos en Bagdad proyectaban divulgar información sobre lo que sabían acerca de la presunta participación de Irán en Irak. Pero, luego, tanto el secretario de Defensa como otros funcionarios norteamericanos, intervinieron para postergar una conferencia de prensa.
Señalaron que el propósito era que la información proporcionada fuese precisa. De acuerdo a The New York Times, esa demora se debió a que el Pentágono no quería repetir la experiencia previa a la invasión de Irak, cuando se aseguró que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva e inclusive contaba con la tecnología para fabricar eventualmente bombas atómicas. Tras el derrocamiento de Saddam, nunca se encontraron esas armas de destrucción masiva.
En declaraciones a la prensa en el curso de una conferencia de ministros de defensa, Gates dijo el viernes, «No creo que exista sorpresa de que los iraníes se encuentren realmente involucrados. Pero lo que constituyó una sorpresa fue que realmente logramos obtener algunas»» evidencias.
Tanto Gates como varios funcionarios de Estados Unidos han dicho que los iraníes, y posiblemente el gobierno de Teherán, han entregado tecnología de armas y posiblemente explosivos a los insurgentes iraquíes.
Las bombas colocadas al costado de caminos han sido uno de los más letales artefactos usados contra las fuerzas invasoras en Irak. Más de 3.000 soldados norteamericanos han muerto en la guerra de casi cuatro años de duración, y se estima que cerca de una tercera parte fueron víctimas de esos explosivos.
