Gates quiere ir al espacio

Gates quiere ir al espacio

Moscú,  (EFE).- El magnate estadounidense y turista espacial Charles Simonyi reveló hoy, en su segundo día en la Estación Espacial Internacional (EEI), que su amigo Bill Gates, el hombre más rico de mundo, también quiere volar al espacio.

Durante un puente televisivo con el Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) reproducido por el canal estatal de televisión Rossía, el cosmonauta ruso Fiódor Yurchijin afirmó que Simonyi les acababa de anunciar que Gates, dueño del imperio Microsoft, también quiere visitar la EEI y experimentar «nuevas sensaciones».»Charles nos dijo que Bill Gates también quiere conquistar el espacio. Quiere decir que alguno de nosotros a lo mejor volará al espacio en el futuro con el mismísimo Bill Gates. Para mi ésta ha sido la mayor sorpresa de este vuelo», dijo Yurchijin.

Fuentes de la empresa estadounidense Space Adventures, organizadora de los vuelos turísticos a la EEI, indicaron al diario digital Gazeta.

ru que Gates o sus representantes todavía no han hecho reserva alguna para viajar al espacio.

   Charles Simonyi, de 58 años y uno de los fundadores de Microsoft, de donde se retiró en 1981, sigue siendo amigo de Bill Gates, quien apoyó su decisión de emprender una aventura espacial, por la que desembolsó unos 25 millones de dólares.

   Simonyi y Yurchijin participaron en el puente televisivo junto a los demás inquilinos de la EEI, los rusos Oleg Kótov y Mijaíl Tiurin y los estadounidenses Michael López Alegría y Sunita Williams, la única mujer a bordo.

   El puente entre la EEI y el Centro de Control de Vuelos Espaciales, situado en las afueras de Moscú, tuvo lugar esta madrugada, porque el horario de vigilia de los cosmonautas respecto de Moscú difiere en al menos seis horas.

   Durante la entrevista, Yurchijin resaltó el buen ánimo y el entusiasmo de Simonyi, quien en su primera aparición ante las cámaras de televisión desde la EEI sonreía de oreja a oreja y parecía disfrutar como un niño de la falta de gravedad.

   Yurchijin añadió que Simonyi es una persona de éxito que triunfó en su carrera, los negocios, y que con mucha facilidad conquistó el cosmos.

   «Con nosotros ocurre lo contrario: primero viajamos al espacio, y después pensamos cómo ganarnos la vida», bromeó el cosmonauta.

   Recordó que el próximo 12 de abril los tripulantes de la EEI celebrarán una cena espacial para conmemorar el 46 aniversario del viaje precursor de Yuri Gagarin.

   Con motivo de la efeméride, los tripulantes de la EEI degustarán un menú que la Agencia Espacial Europea encargó al chef francés Alain Ducasse por encargo de la Agencia Espacial Europea.

   Por su parte, Valeri Lindin, portavoz del CCVE, dijo que Simonyi, Yurchijin y Kótov se han adaptado perfectamente a la ingravidez, están en buen estado de ánimo y ya han comenzado las actividades previstas en su misión.

   Explicó que los recién llegados efectuaron el martes un simulacro de evacuación de emergencia de la EEI, primer y obligatorio ejercicio que realizan todos de los viajeros espaciales que llegan a la plataforma.

   Además, los tres secaron y guardaron sus escafandras espaciales y también desmontaron de la nave Soyuz TMA-10 la silla individual que usó Simonyi en el viaje de ida.

   La silla fue trasladada a otra nave enganchada a la EEI, la Soyuz TMA-9, en la que el millonario regresará a la Tierra junto a Tiurin y López-Alegría el próximo día 20.

   Las escafandras y las sillas de Yurchijin y Kótov permanecerán en la Soyuz TMA-10 hasta que llegue la hora de su regreso dentro de seis meses.

   Lindin subrayó que, por primera vez, los cosmonautas harán de fontaneros, pues tendrán que desmontar de la Soyuz TMA-9 un sanitario especial que usó en su viaje de ida la millonaria estadounidense de origen iraní Anousha Ansari, la primera mujer turista espacial de la historia.

   Durante su permanencia en la EEI, Sinonyi desarrollará un ciclo de experimentos científicos para las agencias espaciales y empresas comerciales de Europa y Japón, además de entrevistas por Internet.

   El turismo cósmico, a un precio de entre 20 y 25 millones de dólares, lo inauguró el californiano Dennis Tito con un viaje a la Estación Espacial en mayo de 2001.

   El segundo fue el sudafricano Marc Shuttleworth, quien realizó en la EEI pruebas científicas relacionadas con el sida en 2002; el tercero, el científico estadounidense Grigory Olsen, en 2005, y la última, Anousha Ansari, en septiembre del año pasado. 

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