Gaudí, del modernismo a lo sublime y mágico

Gaudí, del modernismo a lo sublime y mágico

EFE. Reportajes
El templo de la Sagrada Familia es la obra cumbre de Antoni Gaudí, ícono de la arquitectura modernista, de inspiración en la naturaleza, donde se incorporan las novedades de la revolución industrial, como el hierro y el cristal, materiales que Gaudí elevó a lo sublime o mágico.
Antoni Gaudí (1852-1926), era hijo de un calderero y compaginó sus estudios con el trabajo en estudio de arquitectos, pero también en talleres de carpinteros, cristaleros y cerrajeros, donde aprendió estos oficios y que influyó en sus obras. Consideradas como maravillas arquitectónicas, sus obras, como las barcelonesas Casa Vicens, Casa Batlló o Casa Milá; la Casa Díaz de Quijano, de Santander (norte español); el Palacio Episcopal de Astorga (León, norte de España); la Casa de los Botines en León capital o la restauración de la catedral de Palma de Mallorca (islas Baleares) entre otras, no dejan indiferente a nadie.
Simbolismo y capricho. Este templo fue un proyecto ajeno a Gaudí que comenzó en 1882 y el arquitecto lo tomó un año después. Según su proceder habitual, a partir de esos bocetos generales del edificio fue improvisando la construcción a medida que avanzaba. En él pasó prácticamente recluido los últimos 16 años, como un asceta, y en su cripta descansa eternamente.
El proyecto original fue encargado a Francisco de Paula del Villar y Lozano, que ideó un conjunto neogótico pero pronto abandonó las obras por discrepancias con los promotores y se las ofreció a Martorell, quien rehusó en favor de Gaudí, su mejor ayudante. Desde 1914 se dedica exclusivamente a construir el Templo de la Sagrada Familia. El artista comentó: “El templo es la manera más digna de representar el sentir del pueblo”.

La iglesia tiene tres fachadas dedicadas a Cristo: Nacimiento, Pasión y Gloria, dos sacristías, un baptisterio y una cripta. Actualmente están finalizadas las del Nacimiento que la terminó Gaudí, y la de la Pasión. La de la Gloria, que será la principal, está aún en construcción.

El templo tendrá 18 torres: 4 en cada una de las 3 fachadas y, a modo de cúpulas, se dispondrán las otras 6 torres, 1 torre central sobre el cimborio dedicada a Jesús, de 170 metros de altura, un segundo cimborio dedicado a la Virgen y cuatro alrededor de ésta, dedicadas a los evangelistas. Todo en esta obra es a lo grande, rayando lo excesivo, la superficie final será de unos 4 500 metros cuadrados, con una capacidad para 14 000 personas.
Gaudí, católico y masón. Hombre de profunda fe, pero analítico, racional y espiritual, y gran observador de la naturaleza, su aportación a la arquitectura supuso una rotura de los esquemas establecidos, tanto en la forma como en los sistemas constructivos y estructurales, fruto de una metodología propia, única y sin precedentes.

Nacido en Reus (Tarragona, al sur de Barcelona), la mayor parte de sus amigos eran masones. Trabajó en un tiempo bajo el mecenazgo del conde de Güell (reconocido masón) y uno de sus discípulos más conocidos, Joan Rubio i Bellver, también lo era. Todo ello en un tiempo, entre el siglo XIX y principios del XX, en que la mayoría de los intelectuales republicanos, monárquicos, católicos, agnósticos, o ateos, pertenecían a la orden.

En la Sagrada Familia encontró la mejor forma de servir a Dios y a los demás. Gaudí proyectó una iglesia de grandes dimensiones, con planta de cruz latina y torres de gran altura, en la que se delata una importante carga simbólica, tanto en arquitectura como en los grupos escultóricos, con el objetivo final de ser una explicación catequética de las enseñanzas de los Evangelios y de la Iglesia.

Todas sus obras aparecen repletas de simbología masónica, para negar la evidencia, pero lo sorprendente y novedoso es que Gaudí se atreva con ella para levantar un templo católico. Aún así, es cierto que la mayoría de los símbolos masónicos están sacados de la iconografía católica, al igual que los tres grandes planos: el físico, el mental y el espiritual.

El compás y la escuadra, el cuadrado con casillas que suma 33, la barca, el huevo, el dragón, el ojo del creador… “Todo el mundo encuentra sus cosas en el templo: los campesinos ven gallinas y gallos; los científicos, los signos del zodíaco; los teólogos, la genealogía de Jesús; pero la explicación, el raciocinio, sólo la saben los competentes y no se debe vulgarizar”, opinaba el artista. Los instrumentos de trabajo, alusión directa a los gremios masónicos el martillo y la regla, el cincel, el mandil, la escuadra y el compás, la plomada del albañil… figuras y cuerpos geométricos, se repiten a lo largo de su estructura.

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