Con “Plomo Fundido” Israel transformó la Navidad de Gaza de 2008 en un infierno al matar más de 1,500 palestinos en una enorme cadena de ataques.
Y ahora, con la operación en curso “Espada de Hierro” contra Hamás por los ataques del 7 de octubre, Israel ha matado más de 17 mil palestinos, mitad niños, según el Ministerio de Sanidad palestino.
En medio del fuego y suma de muertes, se podría ir evaluando lecciones del sangriento conflicto. Una es lo muy en serio que los israelíes se han tomado los conceptos e ideas del pionero del sionismo Theodor Herzl de sentirse superiores o elegidos por un dios.
El mismo primer ministro Benjamín Netanyahu y el ministro de Defensa, Yoav Gallant, han calificado de bárbaros, salvajes o animales a los palestinos. Un discurso parecido usó el entonces primer ministro Ariel Sharon. (Gaza misma es una cárcel a cielo abierto de 2.4 millones de “prisioneros” en 360 kilómetros cuadrados).
También se confirma que Israel es una cuña implantada a sangre y fuego por las potencias de Occidente entre las naciones árabes.
Historiadores israelíes como Yitzhak ben Zvi o el segundo presidente de Israel, David ben Gurion, sabían que los “palestinos son los auténticos descendientes de los judíos antiguos”. Pero decir esto hoy día sería un escándalo.
Y otra lección a tomar muy en cuenta en esta crisis es que como Israel es un arsenal -bien resguardado por EEUU- , y Hamás una milicia, vale la pena recordar la sentencia de Mao al señalar que “el poder nace de la boca del fusil”. E Israel es quien tiene el fusil.