La ofensiva del Estado de Israel contra la Franja de Gaza que inició el día ocho de este mes, ha cobrado más de 800 palestinos muertos, un 20% niños, más de 500 estructuras demolidas por los impactos y más de cien mil desplazados, 37 soldados israelíes muertos, pero Hamás, movimiento político que controla la Franja, no se rinde y exige fin del bloqueo asfixiantes que mantiene el Estado de Israel desde 2007.

En la jornada sangrienta que persigue sobrevivir a los 1.8 millones de palestinos que residen con grandes precariedades en la Franja, donde el Estado de Israel controla el suministro de agua y energía a su antojo, para endurecer a niveles criminales la existencia humana, retiene recursos económicos y destruye olivares y huertos a su albedrío, la comunidad internacional peca de indiferente y cruel con los palestinos de Gaza.

Comenzando por el presidente Barack Obama, el principal culpable de no detener la barbarie israelí contra los palestinos de Gaza y de Cisjordania, tolerando que en ésta el Estado de Israel asiente más de medio millón de judíos en 500 asentamientos urbanos, en tierra ajena, que traduce robar, sin sanción alguna, típico de un Estado paria como es el Estado hebreo.

Tanto el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, como el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, no logran detener la ofensiva demoledora del Estado de Israel contra los palestinos de Gaza, y la Unión Europea ciñe su posición al imperio, y así es difícil concertar un cese de hostilidades y obtener un acuerdo equitativo mutuo.

La pelota, conforme es posible apreciar, siempre está en la cancha israelí, empeñado en conformar un solo Estado en Judea y Palestina, y así es posible avasallar, pero nunca ganar la paz.