Destinando alrededor del 60% de presupuesto anual de las Fuerzas Armadas y más numerosa que antes la presencia de personal técnico y de seguridad de otros organismo, el control por las autoridades de la frontera con Haití se ha convertido en una carga para el Estado.
Tras explicar el redoblado esfuerzo del Gobierno por involucrar más recursos humanos a las tareas, el ministro de Defensa, teniente general Rubén Darío Paulino Sem, reconoce que en la zona fronteriza está el mayor reto para la seguridad nacional.
La diversidad de delitos a través del límite geográfico, por el que se trafica con viajeros, incluido a quienes no son haitianos, mercancías de todo género, drogas, vehículos robados y piezas, compite con la diversidad de acciones de las autoridades, que ahora relacionan la reforestación, los programas de alimentos, que incluyen producir carne y legumbres para las tropas y las comunidades de su entorno con el objetivo de integrar más recursos al adecentamiento de la región, sumando labor social a la embestida contra las ilegalidades.
Mantener la zona fronteriza libre de infiltraciones y delitos ha tendido a superar la capacidad de las autoridades. Por eso hay ahora mayor número de tropas, existe un programa de rehabilitación de puestos fronterizos y se crean otros.
No menos de quince brigadas y centros de operaciones extienden sus servicios desde cinco fortaleza de las provincias más próximas.
Para dar una idea de lo extensa que debe ser la labor de detección de mafias de traficantes, Paulino Sem informó que a los ocho puntos tradicionales de la frontera por donde ingresan bienes de consumo y personas con documentos, se suman por lo menos 84 más que funcionan a la sombra de la noche con ocultamiento en los follajes para pasar de un país a otro, clandestinaje favorito de los contrabandistas de armas de todos los calibres.
Con la expectativa de hacer más efectivo el control fronterizo, una de las inversiones en que incurre el Estado es convertir en transitables por lo menos cinco carretera a través del borde territorial y en sus proximidades.
Otro hecho en la lucha contra el crimen y el tráfico de viajeros se manifiesta en que a medida que las autoridades tratan de mejorar los métodos de persecución, en esa misma medida los delincuentes se vuelven innovadores y sagaces.