Esa criminal ley dispuso legalizar ocupación propiedades
La reciente guerra que parece interminable entre palestinos e israelíes inicia el cinco del presente mes de mayo cuando autoridades judiciales israelíes pretendieron desalojar familias palestinas del exclusivo barrio Sheij Jarrah de Jerusalén, conforme al espíritu de la controversial Ley de Propiedad de Ausentes, uno de los inadmisibles y criminales soportes de la limpieza étnica de Palestina, postulada por el cuestionabilísimo primer ministro David Ben Gurión.
Esa criminal ley dispuso desde el principio legalizar ocupación de propiedades inmobiliarias a ciudadanos israelíes por desocupación de sus legítimos propietarios palestinos, obligados previamente abandonar sus heredades por la Haganá y el Palmach, que fueron los brazos armados del naciente ejército israelí, inclusive antes de finalizar el Mandato Británico sobre Palestina el 14-05-l948.
Centenares de aldeas palestinas fueron abruptamente desalojadas por las bandas de bandidos de Haganá y Palmach, reforzadas por Irgún y Stern, robando casas palestinas, asesinando palestinos, ante el silencio cómplice de la comunidad internacional de entonces, y la de hoy.
Ese horrible escenario de desalojos, despojos, con abominables masacres incluídas, son reseñadas sin desperdicio por el historiador israelita Ilan Pappé en su formidable testimonio Limpieza étnica en Palestina, que consterna y estremece hasta el más encallecido de conciencia.
La escalada posterior al intento de desalojo de Sheij Jarrah no se hizo esperar por el nefasto genocida primer ministro Israelí Benjamín Nethanyahu, ordenando masacrar Franja de Gaza con cientos de bombardeos ocasionando centenares de muertes, inclusive diez comandantes de Hamás.
El presidente Joe Biden expresó el derecho a defenderse los israelíes, silenciando lo propio de palestinos, y así no se propicia la paz, tampoco conforme planteó el embajador israelí en nuestro país, Daniel Birán Mayor.
La paz debe iniciar propiciando igualdad entre palestinos israelíes, no privilegiando a los segundos y relegando a los primeros.