Genteatro presentó obra de contenido

Genteatro presentó obra de contenido

POR CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
La nueva compañía teatral Genteatro inició sus actividades llevando a escena en Casa de Teatro la obra “Réquiem para Siete Plagas, del dramaturgo peruano  Gregor Díaz. Con esta obra premiada tanto en Perú como en otros países latinoamericanos, la joven compañía da una señal, y esperamos que así sea, de que se propone hacer teatro de calidad con obras de contenido, y constituirse así en un  teatro alternativo, que dé la oportunidad a los amantes del teatro de ver algo diferente a lo que se presenta mayoritariamente en nuestras salas.

El teatro de Gregor Díaz  “didáctico” está  basado en la experiencia urbana y refleja la realidad de las clases trabajadoras. Su obra “La huelga”, escrita en 1968, está considerada como “el primer trabajo de teatro proletario en América Latina”. En su momento, el teatro de este autor se constituyó en  la vanguardia teatral del Perú.

 “Réquiem para Siete Plagas” es una sátira religiosa en la que se expone el drama social de las clases bajas, a través de los mecanismos del absurdo estructural, con la consecuente ausencia de una imagen armoniosa de la humanidad.

La obra más allá de lo terrenal, muestra los caracteres pervertidos de valores invertidos de un sub-mundo en el que cada personaje es un estereotipo.  Reunidos para participar del velatorio de Siete Plagas, -personaje llamado así por sus múltiples defectos físicos-  se inicia el juego, el rito aparente, donde cada uno convertido en un “nosotros”, participa y expone sus miserias ante una especie de tribunal de transgresiones en que se convierte el funeral. Allí además, se juzga a la madre de Siete Plagas por su relación de maridaje con su hijo, siendo  precisamente la confesión patética de la madre el momento más importante, el clímax de la obra por así decirlo.

No sabemos si culparla o no, entenderla sería suficiente, el pobre Siete Plagas tenía derecho a sentir como decía la madre, de un momento de placer.  La adaptación  de Hilario Espinal  acoge con fidelidad la atmósfera de la obra. Escoge como introducción el ¡Oh Fortuna, Emperatriz del mundo!, de la Cantata Escénica “Carmina Burana”, de Carl Orff, cuyo efecto resulta impactante. El trabajo colectivo esta bien estructurado, las individualidades -los personajes- cohesionados,  conforman un todo en el que cada uno es un grito amargo, una denuncia de estos seres envilecidos por la marginación y la miseria, el absurdo existencial está claramente expresado.

Los nóveles actores: Alek Morillo, Rosa Aurora López,  Katiuska Licairac, Soribel Medina, Christian Guthermann, Jennifer Pérez, José Antonio Ureña y Danilsa Vargas,   asumen con pasión sus respectivos roles, destacando por su dosis de dramatismo, Jennifer Pérez, como la “madre”.  El énfasis en la miserable estancia escenográfica, los estrafalarios atuendos y el impactante maquillaje, son elementos consustanciales al  carácter de la obra y nos remiten sin lugar a dudas, al mundo expresionista.

 El público colmó la sala, un tanto perplejo ante tanta miseria humana, algunos optan por reír, como los personajes, que satirizan  su  propia condición; los más un tanto atribulados optamos por aplaudir.

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