Geo Ripley:“Ad Majorem Dei Gloriam”

Geo Ripley:“Ad Majorem Dei Gloriam”

Marianne de Tolentino

El jueves fue un día festivo para el arte dominicano. En la mañana se otorgó, en el Ministerio de Cultura, el Premio Nacional de Artes Visuales a José Cestero con un voto unánime, y en la noche se inauguró la exposición de Geo Ripley, “Ad Majorem Dei Gloriam”, en Bellas Artes, con la asistencia de un público tan alegre como numeroso. Dos eventos no comparables, pero que conciernen al triunfo de dos artistas fuera de lo común.

El próximo sábado dedicaremos nuestro artículo al maestro Cestero, hoy queremos saludar a Geo Ripley, su obra, su entusiasmo comunicativo.

Una personalidad. En el arte nacional, Geo Ripley sigue siendo una personalidad, a la vez subversiva y seria, que rehúsa someterse a definiciones y modelos pasados y presentes. Sin embargo, lejos de rechazar la historia, la ha invocado en mitos, misterios y encarnaciones, caribeños, amerindios, africanos y occidentales, como fuentes culturales primordiales.

Él nunca ha detenido su repertorio de meditaciones, investigaciones y hallazgos plásticos, lo ha ampliado discrecionalmente en medio siglo de trabajo y de goce, ambos sinónimos…

A menudo nos olvidamos hasta qué punto Geo Ripley, entre audacias y convicciones, entre instalaciones y “performances”, constituyó no solamente una primicia, -que, en Santo Domingo, suelen atribuir a otros-, sino una revelación en la Bienal de Sao Paulo, en la Bienal de París, en la Casa de las Culturas del Mundo. Encarnó la materia y el espíritu, la fusión del arte con el cuerpo: el artista se comprometía físicamente y actuaba cual intérprete chamánico de las potencias superiores: etnias y huellas ancestrales estimulaban su caudal inspirado.

Ahora bien, el acto de pintar, sencillamente pintar, es igualmente manifestación tangible de sus energías y fenómenos síquicos, liberados y portadores de sus convicciones profundas. Gestos, tan impulsivos como controlados –sí, él los controla– transcriben dinámicamente, en la tela, la fe del autor. No lo creemos agnóstico. El arte de ruptura se vuelve aquí arte de redención y de contenido ritual, o sea, una suerte de cosmogonía sacra… que incluye el culto cristiano y mariano. Profesión de fe siempre.

Una exposición. Geo Ripley conmemora con la exposición “Ad Majorem Dei Gloriam”, el quincuagésimo aniversario de su primer oleo, “El Cristo de la sombra”, testimonio de la fe y la pintura adolescente, que la mayoría de los seguidores de Geo descubrirán y unos pocos recordarán… Como siempre, en sus obras “trascendentales”, encontramos una mezcla de adhesión y deferencia, de humor y poesía, transmitida por una técnica inconfundible.

Contemplamos absortos esos cráteres, esos vórtices, esos torbellinos sustanciosos.
El gesto los espirala, el color y el pigmento los densifica, e integrados en la misma pasta, los íconos se convierten en signos, símbolos y resonancias del credo. Se repiten, de un cuadro a otro, pero nunca son iguales, en tonos, consistencia, dimensión, desde un minimalismo dominante hasta un fotorrealismo necesariamente literal. El collage de imágenes recortadas y aun de objetos –así pan, llave, clavos, espinas- instrumenta este tratamiento singular del arte sacro, que se abre a una lectura fecunda.

El repertorio de Geo Ripley expresa una posesión inherente a la creación –cuales sean la religiosidad y la fuente cultural–. El ritmo, la cadencia, las variaciones se suceden aquí, como sílabas y notas del canto gregoriano, en un conjunto impresionante de telas grandes y pequeñas, intensificando su expresión menos por el formato que por las formas concéntricas.

Ahora bien, Geo Ripley nunca subvierte los valores hagiográficos que definen los íconos, sino los exalta y transmuta en una imaginería sugerente del cosmos y el infinito. Gestación y gestualidad se identifican en estas pinturas de la madurez que sentimos hondamente, experiencia espiritual y estética permanente, a la vez que nos hacen recordar la muestra de los retratos de Cristo, décadas atrás, en el Palacio de Borgella.

La Galería Nacional de Bellas Artes, en su Salón de la Rotonda, presenta una exposición “aniversaria” especial, que abre muy positivamente la programación del 2016.

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