WASHINGTON (AP).- El presidente George W. Bush firmó una legislación que les costará muy caro a las televisoras en los casos en que su programación supere los límites de la decencia. En una ceremonia para firmar la nueva ley, la cual incrementa diez veces la multa máxima existente por transmisiones indecentes, Bush dijo que obligará a los personajes que dirigen la industria a tomar seriamente su obligación de mantener las ondas públicas libres de material obsceno, profano e indecente.
Por una conversación subida de tono o por mostrar demasiada piel, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) ahora puede multar a una televisora hasta con 325.000 dólares por incidente.
La aprobación del proyecto de ley culmina un esfuerzo de dos años para endurecer la posición gubernamental ante el material sexualmente explícito y el lenguaje soez en la radio y la televisión, después de la falla en el guardarropa de Janet Jackson en el Super Bowl del 2004.
Recientemente, la FCC negó una petición de reconsideración de las estaciones propiedad de la CBS Corp., las cuales enfrentan 550.000 dólares en multas por el incidente de Jackson, en el que brevemente mostró un seno durante un concierto en el medio tiempo del partido.
Hace poco tiempo la agencia aplicó su mayor multa, 3,3 millones de dólares, a más de 100 afiliadas a la CBS que difundieron un episodio de la serie Without a Trace que mostraba una simulación de una orgía. Esa multa está siendo revisada.
La FCC ha recibido cada vez más quejas acerca de material libidinoso transmitido por las ondas electromagnéticas, y ha respondido con multas que van desde 440.000 dólares en el 2003 hasta casi ocho millones de dólares en el 2004.
El problema que tenemos es que la pena máxima que la FCC puede imponer bajo la actual ley es de sólo 32.500 dólares por cada violación, dijo Bush. Y para algunas televisoras, es una cantidad insignificante. Les duele relativamente poco el violar estándares de decencia.
La legislación no se aplica a las transmisiones por cable ni por satélite, y no intenta definir qué es lo que se considera indecente.
Aunque enfrenta poca oposición en el Congreso, tiene detractores, los cuales advierten de posibles problemas en definir qué es lo que se considera indecente y argumentan que va en contra de los derechos protegidos por la Primera Enmienda constitucional, que defiende la libertad de expresión.