WASHINGTON (AP) _ El gobierno del presidente George W. Bush enfrenta ahora múltiples crisis internacionales: un letal aumento de la violencia en Afganistán, un ataque terrorista en Siria, y un deterioro de la situación en el oeste de Irak.

Esas crisis hicieron que la Casa Blanca formulara una nueva defensa de su política antiterrorista.

En un conflicto que Bush califica de «la lucha por la civilización’’, Estados Unidos también se encontró en la rara posición de elogiar uno de los gobiernos al que generalmente califica de villanos en la guerra contra el terrorismo: el de Siria.

«Funcionarios sirios ayudaron a los estadounidenses’’ para frustrar un ataque a la embajada de Estados Unidos en Damasco, dijo el martes Tony Snow, vocero de la Casa Blanca. Snow también propuso a Damasco «convertirse en un aliado’’ en la guerra contra el terrorismo.

En Irak, la policía informó el miércoles que había encontrado los cadáveres torturados de 65 personas, la mayoría en torno a Bagdad. El martes, el general de la infantería de marina Richard C. Zilmer dijo a periodistas en una entrevista por teléfono desde su cuartel en Faluya, que por ahora contaba con soldados suficientes para realizar tareas de adiestramiento en la convulsionada provincia de Anbar. Pero, añadió, «Si cambia el contenido de la misión’’ y se destinan «más fuerzas de la coalición para ganar la lucha contra la insurgencia, entonces, deberá cambiar la evaluación de lo que se necesita aqu풒.

Zilmer habló en respuesta a un informe de inteligencia de los marines según el cual Anbar vive un impasse a nivel militar y los progresos políticos son inadecuados.

Dana Perino, vocera de la Casa Blanca, dijo el miércoles, al ser consultada por la violencia en Irak, que «los comandantes en el terreno tienen la mayor flexibilidad posible para enfrentar los desafíos’’. Y añadió, «estamos trabajando estrechamente con el gobierno iraquí a fin de cambiar la marea en el combate a los insurgentes’’.

Por otra parte, varias provincias del sur de Afganistán están afectadas por el peor brote de violencia desde que las fuerzas estadounidenses derrocaron a la milicia religiosa talibán en noviembre del 2001.

Como resultado del crecimiento de la insurgencia, comandantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte han solicitado el envío de más soldados a Afganistán.

Dan Benjamin, un analista de seguridad nacional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington, dijo que el incremento de la violencia en Afganistán muestra una pauta familiar. «Resulta claro que las tácticas adelantadas en otras partes, tales como Irak, especialmente los ataques suicidas, se han arraigado en Afganistán’’, dijo.

«No hay duda alguna de que existe ahora un circuito global’’, añadió Benjamin. «La tecnología, la estrategia y las tácticas están siendo compartidos entre distintos grupos en escenarios diferentes’’.