Gestión Positiva, pero frágil

Gestión Positiva, pero frágil

MANUEL A. FERMIN
Prácticamente conformado el nuevo funcionariado que ejercerá el gobierno de la nación , y distribuido entre las fuerzas que constituyeron el formidable frente electoral contra esa «oligarquía de masa» que fuera el PRD en las elecciones del 2000 y 2002, venimos observando las medidas que han venido tomando las autoridades y que apuntan, por lo menos en el manejo económico y de adecentamiento del sector público, al restablecimiento de la confianza y regularidad de que no se aposente el comportamiento de manicomio administrativo en que venía manejándose el país.

Ráfagas de calificativos y vituperio fue conducta anterior, y el balance quedará como referencia de que el flujo palabrero constante y respondón no consigue buenos resultados. Desde luego, que nos guardemos del derrame verbal como política de comunicación no significa que callar o mantener un silencio prolongado de lo que acontece hacia lo interno del gobierno sea aprobado por el pueblo, que aún visto por los gobernantes de reojo no deja pasar «sus cartones».

En el transcurso se han propuesto muchas respuestas a la crisis, y aunque gobierno y decisiones, van como hombre y sombra, juntos, en acompañamiento, todavía falta reacomodar o redistribuir políticas de recursos y oportunidades que permitan revertir los afectados patrones económicos, y hasta sociológicos y culturales de la sociedad dominicana; esos hábitos e inclinaciones legados del perredeísmo gobernante que a menudo uno piensa que no entran en el ámbito de la políticas públicas.

La inflación ha comenzado a ceder; se van conociendo los niveles de precios y el valor del ahorro a causa de la baja del dólar; en el camino se analizarán los niveles de ocupación y las oportunidades de empleo; la energía eléctrica y la distribución del gas propano muestran mejoría frágil y hasta ahora son el escollo mayor. Terreno ganado tiene el gobierno en lo relativo a la identificación de daños ocultos a los bienes estatales (robos y ocultamiento de bienes) así como las irregularidades en el ámbito militar, policial y el ministerio público, que han ido fortaleciendo la eficiencia política para despejar el camino a un destino evolutivo. Sin embargo, hasta el momento andamos en la «denunciología» acción que lejos de lo penal no alcanzaría ni a la sanción moral. Por tanto, ese destino exige ir más profundo en esta cruzada contra el delito perpetrado por los ex funcionarios pecaminosos.

En el plano político la resistencia en el área congresual tiene dominio casi absoluto de los temas de grandes decisiones para el gobierno, pues el PRD, amparándose en su propio interés se comporta en forma difusa (orientado como a muchas cuestiones) que llama la atención a su destape por obtener impunidades bajo la sombrilla de la desobediencia legal. No importa un comino a esa «dirigencia» que podamos salir de la inmobilidad a la emergencia, agravada ésta tras el paso de los huracanes que han tocado el país en esta activa temporada ciclónica. Pienso que vamos por el camino del Gobierno Nacional, no sin antes advertir que un gobierno básicamente se debe orientar a la reducción del gasto superfluo y aumentar los ingresos, específicamente un gobierno recibido en bancarrota, sin embargo, se ejecutan políticas de empleos con gente incapacitada para ocupaciones calificadas; número excesivo de servidores en cargos similares, decisiones que mandan mensajes e interrogantes contrarios a la austeridad verdadera.

Hasta ahora los dominicanos se sienten razonablemente satisfechos o, únicamente, con poco descontento a las políticas implementadas, pero necesitará de ver acciones serias contra las prácticas corruptas, la transparencia gubernamental, acciones que convertirán los puntos de referencia para ser evaluados electoralmente en el 2006. Dominicanos de clase media y alta que habitualmente no le daban mucha importancia a la política, esta vez fue diferente: salieron a reclamar y aportaron recursos para el cambio. El presidente Fernández sabe eso, sabe el poder de estos grupos sociales cuando se politizan, pues tienden a convertirse en grupos de poder, y por ende, en grupos de presión.

El gobierno comprometido con el mejoramiento económico, también tendrá que hacerlo con su imagen moral porque ha despertado un entusiasmo, ha exaltado una voluntad, ha alentado el pulcro manejo del erario para alcanzar un propósito deseado: seguir en la dirección de la cosa pública; por el contrario, desencadenaría las pasiones por las débiles huellas que puede imprimir. Ya veremos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas