Gesto y cuerpo de una creación

Gesto y cuerpo de una creación

Manuel Báez-Delgado (1989 Santo Domingo) es un joven artista dominicano que paso a paso va descubriendo sus propios caminos en el arte, de una manera acentuada. Aceptó la academia concluyendo sus estudios de Bellas Artes en la prestigiosa escuela de Altos de Chavón a principios de 2012 y actualmente reside en Nueva York como estudiante en Parsons The New School for Design. Sus actividades, hasta ahora en colectivas, van fijando un campo de visión donde se advierte el trabajo artístico en base a usos técnicos y expresivos que narran lo que ocurre en su relación mundo-lenguaje, cerebro-realidad, vínculo-materia,  juego de lo visible y lo invisible.

Artista multidisciplinario, Manuel Báez-Delgado, en su corta edad y aún en evolución hacia la madurez plena, ha caminado por mundos conceptuales, organizando narrativas ontológicas que se pronuncian a través del cuerpo y la visión. Lo que hasta ahora se podría llamar proceso artístico, en su caso, refiere, como bien manifiesta en su declaratoria de artista, a un mundo fragmentado, territorializado y a la vez desterritorializado.

Lo que se asegura en este mundo visual son las incidencias de una diversidad plástica, formal y sobre todo gestual, producida por un sentido de lo real y lo imaginario. 

La primera exhibición individual de Manuel Báez-Delgado será presentada el miércoles 16 de enero en Quinta Dominicana en Santo Domingo, donde el artista exhibirá quince obras, en su mayoría óleos  sobre lienzo en formato grande, incluyendo varios impresionantes auto-retratos.

En su obra el cuerpo, como en Lucian Freud y Francis Bacon, deforma superficies y extiende rasgos de una corporalidad contradictoria, mutilada, desvanecida o, lo que se podría decir, disuelta en sustancia y expresión, pero además, acentuada en esa función comunicativa del lenguaje que aspira también a una identidad difusa y evanescente. El sentido del detalle en su pintura, dibujo, fotografía, objetos visuales, instalación, performance o ambientes estético-conceptuales, produce un efecto, a veces espectral, a veces sensorial y otras veces perceptual.

Es importante observar que el valor existencial de muchas piezas realizadas por este joven artista, refiere al proyecto y al trayecto de un existir asumido como memoria y como espacio.

El rebasamiento que los diversos productos visuales y artísticos de Manuel Báez-Delgado revelan como contexto quiere justificarse en el detalle, a través de una estructura composicional combinada y proyectada en, o desde su cuadrícula mental, en base a un cálculo perceptual explosivo, intuitivo y racional, creando así un eje de fascinación mediante la distribución de los elementos plásticos fijados en todo el orbe de lo visual y lo estético. 

De esta suerte, podemos observar dibujos de modelos reales e imaginarios; el cuerpo que narra vida y situación es una presencia re-conocida y re-cualificada en tiempo y espacio. Esto da lugar a un narrante de un mundo incompleto y de una forma distribuida como cuerpo y movimiento, como lugar y órbita externa e interna. El gestualismo pictórico ligado a la anatomía sinuosa, recuerda las biometrías y esbozos de los impresionistas y expresionistas, o de Leonardo, Klein o Rodin, así como la tradición del cuerpo visible e invisible. 

En efecto, los productos visuales de este joven artista crean la posibilidad de completar el cuerpo mutilado, suspendido, reanalizado en sus variantes, que ayudan a entender la vertiente de una imagen que dice su propio arquetipo.

Como en el Absolut Art, la narrativa de cada pieza involucra una ejecución crítica basada en la descomposición del modelo, pero además, en el punteo y contrapunteo producido por el trazo que asegura la forma anatómica, objetual, conceptual, abstracta, basada en la expresión abierta que es, a su vez, una lectura abierta de los detalles, pero también de la ejecución misma de la pieza. 

Imaginario corporal. El cuerpo y sus variantes ayudan a entender la vertiente de un recorrido que participa del imaginario corporal advertido, precipitado y enunciado por Manuel Báez-Delgado. El artista vierte sus sentimientos y sus modelos en antimodelos y contranarrativas proyectadas en instalaciones, fotografías, videos, performance y otros géneros propios de la última década del siglo XX. 

Pero Manuel Báez-Delgado es un artista del siglo XXI. Pues su obra recupera las aspiraciones de una crisis del arte que asimila en sus fondos, bordes y ejes, el límite y la apertura de un significante poliédrico.

Zoom

Creación visual

El centro mental en su trabajo no es solo la técnica, sino el significado que produce el espacio y su blancura. En todo momento la creación visual de Báez-Delgado acentúa sobre la cuadrícula mental donde ocurren los pliegues, cicatrices, contorsiones y  movimientos fijados en la narrativa de cada pieza. El alto significado del blanco en su obra, bajo tratamiento por capas mezcladas y transparencias, aspira a puntualizar una poética visual de inusitados tratamientos plásticos y de cierto apliqué y alteridades cromáticas. Lo cual, en este mismo campo, obliga a la reflexión por parte del espectador.

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